El Ministerio de Hacienda y el Banco Central (BCCR) incluyeron recientemente la subasta “holandesa” como un mecanismo de colocación de deuda.
La introducción del sistema se vio impulsada por la percepción del mercado sobre el nivel de las tasas de interés.
Es decir, tasas más estables o inclusive a la baja, se han traducido, semanas atrás, en la poca dispersión de las ofertas recibidas en las subastas en el formato tradicional.
En la subasta “holandesa”, el emisor define una tasa de corte sobre los títulos a subastar. Posteriormente, recibe ofertas de compra a distintos precios.
Cuando finaliza el periodo de recepción de esas ofertas, las analiza y asigna un único precio a las que ofrecieron un costo superior al de corte único inicial.
En una subasta ordinaria (por precio ofrecido), las posturas de compra se asignan al precio de cada oferente. En cambio, en la “ holandesa” los inversionistas compran títulos al precio único definido por el emisor, aún cuando se hayan postulado distintos.
El Gobierno ejecutó tres de estas subastas el 13, 24 y 27 de abril, que suman un total de ¢230.764 millones transados. Mientras, el Central ha colocado un monto de ¢110.000 millones.
Las subastas del Ministerio de Hacienda muestran diez series, ocho de ellas de títulos tasa fija en colones y el resto en dólares.
El precio único varía entre 99,67 y 101,93. El rendimiento máximo de los títulos en moneda local es de 10,35%; en dólares de 5,52%.
El Central, por su parte, ha participado en estas subastas con ocho series, con precios a un máximo de 104,18 y tasas de interés brutas que rondan el 10%, así como títulos cero cupón.
Buena respuesta
En cada una de las subastas se ha observado una participación activa de varios puestos de bolsa, así como comentarios positivos de varios participantes, explicó Mauricio Arroyo, subtesorero nacional.
Esta metodología no será utilizada en todas las subastas que realice el Gobierno Central, sino que será de aplicación discrecional del emisor de acuerdo con las condiciones del mercado.
El mercado califica el sistema de forma positiva y lo define como una opción más transparente que permite una formación de precios más adecuada.
La aceptación de este tipo de subastas en el mercado se podrían resumir en dos ventajas.
Todos los participantes reciben un mismo rendimiento, y no se castiga a los participantes que ofrecieron precios menores.
El emisor también se ve beneficiado, puesto que los compradores apuestan por posturas más agresivas con tal de asegurarse la asignación.
Es decir, incluyen rendimientos menores (precios mayores), lo que favorece el costo de la captación del emisor, explicó Mauricio Hernández, de Portfolio Advisory Group de Scotiabank.
Esto se potencia aún más con una coyuntura de inflación y tasas de interés bajas.