Los países del G20 evocaron con prudencia la crisis en Ucrania durante su reunión en Washington y advirtieron que están atentos a todos los riesgos que representa para la estabilidad económica mundial.
"Estamos vigilando la situación económica en Ucrania, atentos a todos los riesgos a la estabilidad económica y financiera", sostuvieron los ministros de finanzas del G20 en su declaración, tras reunirse desde la tarde del jueves pasado en la capital estadounidense.
Aunque las palabras están cuidadosamente escogidas, el texto demuestra un cambio importante respecto a la anterior reunión del G20, a finales de febrero en Sidney, donde Ucrania no fue mencionada en la declaración final de la cita, a falta de acuerdo con el ministro ruso.
Desde entonces, la crisis se ha agravado en la exrepública soviética, y el conflicto con su vecina Rusia ha despertado temores sobre posibles repercusiones de esta situación en el crecimiento mundial, aún convaleciente.
El presidente Barack Obama llamó a los aliados de Estados Unidos a preparar nuevas sanciones en caso de una "escalada" rusa en Ucrania, donde separatistas prorrusos con apoyo de Moscú, continúan con una campaña para erosionar y desestabilizar al país.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, alertó contra el incremento en muchos países europeos de los "sentimientos antirrusos" alentados por la situación en Ucrania.
En este contexto de hostilidad, el secretario del Tesoro estadounidense, Jacob Lew, pidió a la comunidad internacional que tome medidas inmediatas para completar la ayuda prometida a Ucrania por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y evitar así una bancarrota del país.
A fines de marzo, el FMI estimó que Ucrania necesita $27.000 millones en dos años y avaló un preacuerdo por una línea de crédito de $14.000 a $18.000 millones. Este acuerdo debería ser confirmado por los estados miembro del Fondo a fines de abril o comienzos de mayo.
En el comunicado, los jefes económicos del G20 señalaron que la crisis ucraniana pone de manifiesto el papel del FMI como primer recurso mundial frente a las crisis financieras.
La directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, había advertido sobre el impacto en la recuperación de la economía global de los crecientes riesgos geopolíticos en el este de Europa.
Las principales economías del globo mantuvieron la presión sobre Estados Unidos para que ratifique una reforma del FMI que duplicaría sus recursos y le daría un papel más preponderante a los países emergentes dentro la institución.
El acuerdo fue alcanzado en el 2010 pero necesita el aval del Congreso estadounidense, donde enfrenta oposición de los republicanos.