Durante los últimos años, las herramientas tecnológicas han facilitado enormemente la tarea del diseño gráfico.
Aún así, sigue siendo indispensable la capacidad creativa como valor fundamental para poder concretar una idea dentro de esta disciplina que busca ser vista y trascender más allá de una simple publicación.
Lo cierto es que la mayoría de los mensajes dependen en gran medida de un buen diseño y su texto, además de la buena utilización de las formas, el color y otros factores propios que bien domina un profesional.
Lo importante es que la gráfica y su copy , como un todo, digan lo esencial. La fórmula es tener espacio para crear y, así, llegar al difícil pero maravilloso logro de poder comunicar solo con imágenes.
Por eso, le doy tres recomendaciones:
1. La falta de buenos resultados de la gráfica, muchas veces, no son inherentes a la misma ejecución sino a otros factores comerciales estratégicos que se pasan por alto o se les resta la importancia debida antes de solicitar un diseño.
2. La suerte del diseño gráfico depende de la habilidad de trasformar un concepto en algo más que una lectura o imagen efímera.
Así como hay varias formas de redactar textos, también las hay de concebir la imagen de una pieza. Todas serán relativamente válidas mientras haya una clara orientación para atrapar y convencer al lector.
3. En ocasiones ocurre que el exceso de palabras u otros elementos, nacidos con la idea de aprovechar los espacios al máximo, complica en lugar de facilitar la comprensión.
No recurra indiscriminadamente a la utilización de tipos de letras como una solución rápida o simplemente a la moda para alcanzar el necesario llamado de atención.