La eliminación tempranera del campeón mundial España, en Brasil 2014, puede parecer un tema meramente futbolístico para muchos. Sin embargo, detrás del descalabro de la selección ibérica y de su constelación de futbolistas, surgen algunas enseñanzas que, usted, como gerente, podría analizar respecto a la situación actual por el que transita su organización.
¿Está hoy su empresa en una ruta de éxito y comodidad? ¿Se encuentra su organización pasando una época de bonanza económica y todo va sobre ruedas y sin grandes sobresaltos?
Si su respuesta en ambas preguntas es afirmativa —aunque le parezca contradictorio—, tenga cuidado, prenda las luces de alerta y duerma con un ojo abierto, porque los pasos que está dando hoy para tener éxito, a lo mejor no le resulten favorables para mantener los niveles de crecimiento y progreso que necesitará mañana.
En la época actual, la dinámica de los negocios varía y se altera sin previo aviso y, a veces, sin dar muestras claras de tener al frente un sunami, que amenaza con cambiarnos el rumbo de florecimiento que llevamos.
¿Habrá tomado en cuenta estas variables de cambio el entrenador de España, Vicente del Bosque? Este equipo español ganó sin apelaciones la Eurocopa del 2008 y 2012, y en medio de estos torneos se adjudicó por vez primera la Copa Mundial de Sudáfrica 2010, siendo los últimos dos títulos bajo la dirección del estratega.
Es entonces cuando en medio de este mar de éxitos sonados surge la gran duda, ¿tuvo Del Bosque capacidad de anticipación para prever lo que le sucedió a su equipo?
La capacidad de anticiparse a los hechos es una habilidad o destreza que no todos los grandes gerentes líderes tienen, pero aquellos que la poseen llevan mucha ventaja sobre sus colegas. Es la capacidad para tener visión y saber adelantarse a situaciones totalmente inesperadas e imaginar lo inimaginable.
Estos líderes visualizan las situaciones críticas antes de que ocurran y son ampliamente apetecidos por las organizaciones del Siglo XXI, que necesitan a estas personas para evitar, una o varias veces, toparse de frente a los cambios bruscos de su ambiente organizacional externo e interno.
Asimismo, los mejores equipos de trabajo —independientemente de la actividad que lleven a cabo— deben mantener su hegemonía, crecimiento y labor destacada siempre, y en caso de verse frenados o fracasar, es indispensable la reinvención sobre la marcha.
Están en la obligación de ser capaces de aprender, en el camino, de sus propios errores, recuperarse de ellos y seguir apuntando al alto rendimiento con redobladas energías, convicción y confianza, algo que no le funcionó a la selección de España, al menos en Brasil 2014, donde pagó un alto precio por no reinventarse con nuevas variables tácticas (en movimientos y jugadores) y no prever los cambios que urgían a lo interno del plantel para buscar el siguiente escalón, con la misma dinámica y sorpresa de los últimos seis años.
Lección para la organización: La receta que nos llevó al éxito ayer a lo mejor no sea la misma receta para triunfar hoy o mañana.