Además de la oficina y las tareas de gestión estratégica, ocupar un puesto gerencial incluye la responsabilidad de hablar en nombre de la empresa. Esta tarea requiere habilidades que se aprenden fuera de las universidades y deben entrenarse para aplicarlas con éxito.
Cinco profesionales en relaciones públicas, que asesoran a diversas empresas, explican por qué los gerentes deben asumir la voz principal a la hora de tratar temas medulares del negocio y cómo hacerlo.
“Vocero, no bombero”
Según Karla Chaves, directora general de Próxima Comunicación y Relaciones Públicas, el gerente “debe utilizar la comunicación como un facilitador del cumplimiento de sus objetivos y no como una distracción de las prioridades. Le llamamos ‘Sea un vocero, no un bombero’, o sea construya reputación, no solo apague incendios”.
Cuando el gerente falla como vocero, “se da una pérdida de credibilidad de la organización completa, además se inicia inmediatamente un periodo de rescate o reconstrucción de la imagen que es muy desgastante e improductivo, quita la energía de los asuntos sustanciales, pasamos de voceros a bomberos”.
Interésese
“El conocimiento o manejo de información va a depender del grado de interés que muestre el vocero por aprender. Transmitir los mensajes claros y correctos, se puede lograr con entrenamientos, capacitaciones y práctica”, afirmó Betsy Rojas Zúñiga, directora de Imacorp.
“Un buen vocero debe generar credibilidad, conocer a fondo los temas de los que habla, manejar datos, tener facilidad para expresarse, crear empatía con sus públicos, nunca mentir y ser transparente. Si posee estas cualidades, le resultará sencillo transmitir los mensajes claves de la compañía que representa”, añadió Rojas.
Improvisar es riesgoso
De acuerdo con Carol Uriza, presidenta de Imagen y Comunicación Creativa, “la improvisación es el castigo que más caro pagan los voceros”.
“Una vez que la empresa decide estar en el radar mediático, se expone a riesgos, y lo más importante es que el vocero recuerde que cuando está ofreciendo declaraciones a la prensa, no lo hace en términos personales, sino que sus mensajes involucran y responden al pensar y sentir de toda una corporación, a su visión de negocio, a su política corporativa”, agrega.
Además, explica que las consecuencias pueden incluir una demanda, relaciones tensas con la comunidad donde se ubica, con fuerzas vivas o gobierno y una mancha en la imagen pública.
Construir o destruir
“Todo el equipo gerencial de cualquier empresa debe contar con habilidades y destrezas básicas para administrar los procesos de comunicación de la compañía, ante cualquiera de sus públicos claves: tanto a lo interno como hacia fuera de la empresa, pero con particular énfasis en la comunicación pública”, manifestó Alejandro Brokke, director de Nexo Relaciones Públicas y Prensa.
De acuerdo con Brokke, de esas habilidades y aptitudes depende en buena medida la posibilidad de construir o destruir la reputación de la empresa o marca, construir relaciones a largo plazo con los medios y la capacidad de una empresa de incidir sobre el conocimiento y la opinión que los consumidores o usuarios tienen acerca de sus productos o servicios.
Cuide sus modales
Fabiola Ruiz, directora de Efectiva Comunicación y RRPP, dice que en caso de ser tomado por sorpresa, el vocero debe realizar las siguientes acciones:
“1. Mantener la calma y saludar amablemente, no se enoje, ellos están haciendo su trabajo.
2. Si están todos juntos, deténgase y atiéndalos en orden, o bien según vayan llegando; esto por respeto al tiempo de cada uno.
3. Explique la situación en forma transparente, nunca mienta. Si no está informado, pida tiempo para dar declaraciones después, no evada la situación”.
El silencio no es rentable
Andrea Fauaz, directora de cuentas en CAC Porter Novelli, asegura que “un vocero y, por ende, una institución o empresa que es emplazada, y no responde, a la que se acude por información y decide no hablar con los medios, está dejando un vacío que podrá ser interpretado, no solo por la prensa, sino por el resto de sus audiencias, de las formas más caprichosas, dejando un gran espacio para que esa interrogante sea respondida de diversas formas. El silencio nunca será rentable”.