El desarrollo de competencias, el trabajo virtual y la participación en proyectos globales son las tendencias que deberían seguir los programas de voluntariado en Costa Rica.
Se trata de prácticas que aprovechan el conocimiento de los colaboradores y el giro de negocio, para desarrollar relaciones positivas internas y externas. En su desarrollo, desempeña un rol fundamental el departamento de recursos humanos, encargado de generar el conocimiento sobre el personal y sus habilidades.
Según las conclusiones del recién celebrado II Foro Centroamericano de Voluntariado, la madurez en el uso de este recurso llevará a las empresas de las acciones espontáneas y coyunturales al desarrollo de planes medibles, específicos y alineados con la estrategia empresarial.
En el foro, se estudiaron casos como el de Telefónica, que aprovecha su presencia en múltiples países y su relación con la tecnología para desarrollar estrategias como las “Vacaciones solidarias” (en las que sus colaboradores donan sus días libres para trabajar en proyectos en diferentes lugares) y la “Escuela del voluntario” (en la que se aprovecha el conocimiento de unos y las ganas de aprender de otros).
La Asociación Empresarial para el Desarrollo (AED) señala que el reto para las organizaciones locales está en dar el paso hacia la madurez estratégica. “Hemos visto el auge creciente de los programas de voluntariado en las principales empresas del país, empero, nos enfrentamos al reto de que estas iniciativas sean realmente estratégicas y otorguen valor al giro de negocios y, por supuesto, a la sociedad”, explica en su sitio de Internet.
En ese contexto y para entrar en las tendencias globales, tener voluntarios debe ser parte de un plan orquestado desde la gerencia y administrado por el área de recursos humanos.
Utilidad probada
Para encontrar todo su potencial, el voluntariado se debe ver como la herramienta integral que es, generadora de imagen, resultados económicos y atracción de talento clave.
“Los programas de voluntariado corporativo permiten el reclutamiento de mejor personal, sobre todo en la categoría de millennials , o sea, aquel grupo de personas nacidas alrededor del cambio de siglo que tienen valores alineados con el voluntariado y el desarrollo sostenible”, asegura Víctor Umaña, director del Centro Latinoamericano para la Competitividad y Desarrollo Sostenible (Cladcs) del Incae Business School.
Cuando el programa está planteado estratégicamente, la participación de los colaboradores potencia el conocimiento de las fortalezas del talento y permite su desarrollo.
“La investigación académica ha comprobado que el voluntariado corporativo es beneficioso para las empresas y los empleados. Se traduce en una mejor salud física y emocional, permite alcanzar la satisfacción personal, brinda un sentido de pertenencia e involucramiento y da un mayor entendimiento de la comunidad donde la empresa opera”, explica Umaña.
La formulación de proyectos que generen estas condiciones y respondan a las tendencias globales ya es obligatoria.