Como parte de una familia empresarial, Haydée Mendiola, presidenta de GNC, asegura que su educación y formación la hicieron sentir siempre en igualdad de oportunidades con sus hermanos.
Aunque reconoce el machismo como un problema en el mundo empresarial local, no permite que un ambiente hostil la limite en su papel de empresaria y líder.
¿Cómo define usted su estilo como jefa?
Para mí la excelencia es número uno. Así tanto como exijo a otros, me exijo a mí misma, porque creo que hay que actuar con el ejemplo también. Y me gusta buscar el consenso; yo no creo que uno pueda imponer las decisiones. Aunque uno tenga una idea en mente, siempre es bueno consultarla con el equipo.
¿Cómo elige a ese equipo de confianza?
Siempre busco lo mejor. A veces uno se equivoca y la persona elegida no funciona con el estilo de uno, porque en mi caso es alta la exigencia –no de ser perfecto, porque nadie lo es– pero sí creo que todos debemos dar lo máximo de nosotros mismos, y para hacerlo, uno tiene que disfrutar lo que hace. Si uno está aquí porque al final del mes me va a llegar un salario, ese tipo de persona no va a funcionar.
¿Cuánto y qué delega?
Bastante. Si uno tiene un equipo en que confiar, precisamente para eso están acá. Entonces uno puede tener una idea, la comparte, se discute y se delega. Así, lejos de que esto sea una cimarrona, uno busca que sea una sinfónica y que todo funcione armoniosamente. Cada quién está ejecutando lo que le corresponde en su debido momento, y en el caso de uno, más que todo dar seguimiento y estar segura de que las cosas se están haciendo, siempre abierta al diálogo y a que me digan “esto no me parece”. Yo no tengo problema en aceptar cuando me equivoco, y hacer cambios, porque todos nos hemos equivocado.
¿Existen diferencias en el tipo de liderazgo de una mujer y de un hombre?
Creo que sí. Me da la sensación de que los hombres están más enfocados en hacer dinero; yo no es que quiera una empresa en números rojos, por su puesto que nadie va a querer eso, pero las mujeres somos más conscientes de las relaciones interpersonales con el equipo. Estamos más involucradas en que el lugar de trabajo sea casi como una familia y tengo la idea de que somos más idealistas, entonces trabajamos más por aquello en que creemos que por el dinero por sí solo.
¿Cómo ve el panorama de las mujeres en el medio empresarial costarricense?
A las mujeres no se les dan las oportunidades que se les podrían estar dando, pero también creo que le corresponde a la mujer darse su lugar. No es un asunto solamente de que soy mujer y me tienen que contratar o me tienen que ascender, yo también tengo que probar que puedo. Es más bien un llamado a las mujeres para que sean más proactivas y busquen los espacios. Tienen que hacer ver lo que ellas valen.