Ha surgido una nueva teoría sobre cómo la alta gerencia puede desempeñar más tareas y mejorar el rendimiento. En esencia, la idea plantea que para lograr más, hay que hacer menos.
La clave para generar mayor productividad, explica J. KeithMurnighan, profesor de la Escuela de Negocios Kellogg de la Universidadde Northwestern de acuerdo con un informe difundido por Expansión.com. , es aprender a decir no: desactivar las alertas del correo electrónico, declinar invitaciones para reuniones y llegar a casa a tiempo para la cena.
"Todo el mundo dice que sus días son demasiado cortos", indica Murnighan.
Decenas de estudios coinciden en la misma idea: la clave para ser un gestor y un empresario más productivo reside en hacer menos y sin interrupciones.
Por ejemplo, según un estudio realizado en 2008 por investigadores de Irvine, Universidad de California, y la Universidad de Humboldt, en Berlín, las interrupciones constantes reducen el rendimiento en el trabajo y hacen que "la gente cambie no solo sus ritmos de trabajo, sino también sus estrategias y estados mentales".
Aunque los ejecutivos pueden ser conscientes de que los días más ajetreados en la oficina no equivalen a una mayor productividad, establecer prioridades es más difícil de lo que parece. La planificación destinada a que los ejecutivos presten menos atención a las tareas cotidianas son fundamentales, pero puede tardarse meses o años en organizarse, afirma Stephan Liozu, un asesor corporativo y profesor adjunto en la Universidad de Case Western Reserve.
Otras medidas útiles, explica, incluyen tomarse unas vacaciones en las que las interrupciones queden prohibidas y conocer las tareas punto por punto para liberar a los ejecutivos de responsabilidades que pueden delegar con facilidad.
Incluso, cuando las empresas aseguran que quieren un cambio, la mayoría no lo pone en práctica, dice Liozu, que señala que a menudo le pide a los ejecutivos que dejen de responder a los e-mail los fines de semana para enviar un claro mensaje de que están descansando. Sin embargo, muchos ejecutivos no saben cómo bajar la intensidad y cumplir plazos más razonables.
"Estar ocupado y actuar como si estuviera ocupado puede ser adictivo", manifiesta Liozu.
Zwelling señala que prefiere contratar a empleados que tengan aficiones fuera del trabajo. Los hace más eficaces en la oficina, afirma, ya que quieren tener tiempo extra para sus intereses personales.
El ejecutivo predica con el ejemplo: a todos los empleados que se incorporan a su empresa les explica que rinde al máximo mientras está en la oficina, lo que significa no perder el tiempo en las redes sociales o navegando por Internet.
La mayoría de los directivos sabe bien que siempre pueden hacer más. Siempre hay un nuevo proyecto que emprender, otra reunión a la que asistir o un correo electrónico al que responder.