Las empresas que entiendan cómo atraer, retener y desarrollar a las mujeres, se colocan en una mejor posición para captar talento, reducir costos por la pérdida de personal y generar una estructura sólida de liderazgo.
La economista y analista grupal, Anita Woolley, de Carnegie Mellon, señaló en un estudio para la revista Science que la inteligencia colectiva de un grupo está correlacionada significativamente con tres factores: 1. Sensibilidad social promedio de los miembros del grupo; 2. Distribución de alternancia conversacional, y 3. Proporción de las mujeres en el grupo.
El estudio indica que no se deben asumir como factores “evidentes” para predecir el desempeño de un grupo solamente elementos como cohesión, motivación, satisfacción del grupo o inteligencia individual promedio de los miembros del grupo.
Esto dirige a que las empresas desarrollen prácticas e iniciativas que promuevan la equidad de género.
Las empresas que fomenten grupos más diversos de género, sobre todo en los niveles superiores de dirección, poseen una ventaja competitiva y este beneficio se hace extensivo a todos los colaboradores y beneficiarios de la organización.
Como parte del desarrollo de la estrategia de negocios basada en la equidad de género, las organizaciones deben evaluar las prácticas y políticas que realizan actualmente en cuanto al reclutamiento y avance de la mujer, sobre todo centrándose en: a) las necesidades de empleo y esfuerzos actuales de atracción a las mujeres; b) retención, resultado final y ventaja competitiva, y c) construcción de una fuerza laboral diversa.
Es importante entender que la atracción y retención de la mujer no constituye una meta por sí misma, sino que promueve la toma de mejores decisiones y un liderazgo más eficaz.