La franquicia de origen mexicano Baby Ballet abrió su primer local en Costa Rica el pasado 2 de febrero con el fin de expandir la propuesta con al menos cinco academias más en la Gran Área Metropolitana (GAM).
La empresa Ensenada del Sembrador es la dueña de la franquicia en Costa Rica y la cual maneja el derecho para la expansión en territorio nacional.
El primer local que abrió es de 110 metros cuadrados (m2), consta de dos salones, cada uno con capacidad máxima para 10 niños y abren desde las 10 a.m hasta las 8 p.m dependiendo de los días. Los sábados es de 9 a.m. a 2 p.m., informó Mónica Monge, directora de la franquicia en Costa Rica.
La inversión inicial que se realizó para este primer establecimiento, ubicado en el Centro Comercial La Ribera de Belén, rondó $120.000, lo cual también puede variar dependiendo del tamaño del local y las adecuaciones que necesite.
Su llegada generó dos empleos fijos y más de 10 por maestros externos que trabajan para la academia.
La academia recibe niños y niñas desde los 4 meses en estimulación temprana hasta los 14 años de edad. Brinda los servicios de clases ballet, jazz, hip hop, taekwondo, estimulación temprana, hawaiano, gimnasia rítmica, danza árabe y danza española.
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"Dichas especialidaes se dan tanto fuera como dentro de la academia, pues damos el servicio a escuelas para clases extracurriculares. También en el mes de diciembre organizamos una importante función de gala, en un teatro de la ciudad donde los niños hacen su presentación ante el público y contamos con programas académicos, para cada especialidad buscando siempre la excelencia", comentó Monge.
Origen
Esta marca existe hace 11 años, empezó en la Ciudad de México y tiene cinco años de ser franquicia. Maneja cinco locales propios y 64 franquiciados en países como Costa Rica, Colombia, Chile y próximamente Argentina.
En México tiene presencia en ciudades como Guadalajara, Monterrey, Colima, Querétaro, León, Puebla y Jalapa.
La empresa nacional franquiciada tuvo la iniciativa de empezar a establecer hace un año y medio este concepto en Costa Rica gracias a la experiencia personal que la directora tuvo con su hija.
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"Acudía a una de las academias en la Ciudad de México, y notamos grandes frutos en cuanto a la motora gruesa, seguridad en sí misma, gusto especial por la música y cómo ella empezó a sentir amor por la especialidad de ballet, con un año y medio de edad", contó Monge.
Agregó que observaron que en Costa Rica no había nada similar y como Monge es costarricense, empezó con la gestión. La franquicia hizo un estudio de geomarketing y concluyó de que existía la viabilidad para poder abrir varias sucursales en Costa Rica.