Las acciones socialmente responsables y amigables con el ambiente de las empresas locales son menos importantes para los consumidores.
La principal muestra de ello es una disminución significativa en todas las actitudes de Responsabilidad Social (RS) estudiadas por el Perfil del Consumidor 2014.
El mayor bajonazo se produjo en las personas que evitan comprar productos de un negocio que contamina el ambiente. Empero, la actitud aún es fuerte en cuatro de cada diez costarricenses y su incidencia es mayor en los consumidores insatisfechos.
Para Manfred Kopper, director de la Dimensión Ambiental de la Asociación Empresarial para el Desarrollo (AED), la razón tendría que ver con una confusión generada por las mismas empresas.
“Actualmente, las empresas pueden poner la información que quieren en el etiquetado, por lo que han creado desconfianza e incertidumbre en los consumidores. Hasta para un experto es difícil saber cuál producto es producido de forma responsable”, comenta el experto de la AED.
Otra categoría que disminuyó es la de las personas que llevan bolsas al supermercado o piden que no les den una, y quienes revisan la etiqueta de productos para asegurarse de que no contaminen o corroborar que se trata de material reciclado.
Poco menos del 40% presenta esta última actitud, significativamente más fuerte entre los satisfechos y fieles.
Para Mauricio Fonseca, director corporativo de mercadeo del Banco Nacional, la responsabilidad social ha perdido credibilidad frente al consumidor, pues este ya ha visto muchas empresas que hablan de ello, pero solo como una fachada.
“Sin embargo, cuando esta es percibida como algo genuino y real, el consumidor está dispuesto a apoyar las marcas porque se solidariza con la causa”, agrega el director.
Por su parte, Manfred Kopper cree que para atenuar el problema es necesario empoderar y sensibilizar a los consumidores sobre el poder de compra individual y desarrollar un sistema de etiquetado que muestre los impactos ambientales específicos y claros por producto. zx