El auge del comercio mundial de pescado está generando más riqueza que nunca, pero los países deben ayudar a los pescadores y acuicultores en pequeña escala a compartir también estos beneficios, aseguró este viernes la FAO.
La FAO agregó que los beneficios del comercio internacional no siempre llegan a manos de las comunidades pesqueras en pequeña escala, a pesar de que los pescadores y acuicultores artesanales constituyen alrededor del 90% de la fuerza laboral del sector.
En Costa Rica solo existen productores pequeños y medianos, de pequeña escala. Uno de los temas más críticos para el sector es la pesca de camarón bajo la técnica de arrastre, que en este momento está prohibida en el país.
Esta medida ha sido un problema para los pescadores medianos, pero positiva para los artesanales.
La Sala Constitucional indicó el año pasado en su voto 10540-2013 que la pesca de arrastre es contraria al principio de Desarrollo Sostenible, al principio de Justa Distribución de la Riqueza, al principio de Pesca Responsable del Derecho Internacional Ambiental y al principio precautorio.
Sin embargo, este jueves, los diputados aprobaron en Comisión un proyecto de ley que busca que la pesca de arrastre se vuelva a permitir en Costa Rica, lo que levantó la preocupación de los pescadores artesanales.
Esta misma semana, la Cámara Puntarenense de Pescadores –que agrupa pescadores medianos– ha llamado la atención de que ya están palpando con claridad las afectaciones de la prohibición, pues comenzaron a vencer las primeras licencias de pesca de camarón, que no podrán ser renovadas.
Se espera que la producción pesquera mundial alcance un nuevo récord en 2013 con 160 millones de toneladas, frente a los 157 millones de toneladas del año anterior, mientras que las exportaciones llegarán a $136.000 millones, según los datos preliminares.
La FAO recalcó que los países tienen que proporcionar a los pequeños productores acceso al financiamiento, seguros e información sobre los mercados, invertir en infraestructuras, fortalecer las organizaciones de productores y comerciantes en pequeña escala, y garantizar que las políticas nacionales no pasan por alto o debilitan a este sector, según la FAO.