El poeta español Antonio Machado puso en el papel algunas palabras que aún suenan melodiosas. Hoy muy bien pueden relacionarse con la actividad comercial de las empresas y su comunicación publicitaria.
En las primeras décadas del siglo pasado, escribió Machado: “Todo necio confunde valor y precio”. Que ciertas son estas palabras cuando se trata de implementar estrategias de comunicación acordes a nuestro mercado. Valor es lo que apreciamos en la existencia de una marca, de un producto o servicio, lo que aporta a nuestras necesidades y al nivel de felicidad que incorpora a nuestra vida, muchas veces, lo que no tiene precio.
Encontrar oportunamente este valor, antes de agregarle más ingredientes a la fórmula, es una tarea difícil para el estratega en comunicación. Pensar en lo esencial, sin complicarse con la teoría, puede dar un valor único de pertenencia y extender el vínculo con el consumidor por mucho más tiempo del imaginado. Dijo Machado: “Hoy es siempre todavía”.
Hay que entender que el precio es algo circunstancial. Nos permite estar dentro de la realidad del mercado y hacer accesible o no lo que anunciamos. Inclinarse por una estrategia fundamentada solo en precio puede hacer perder, a largo plazo, el valor de lo que ofrecemos.
Aunque importantísimo, el precio no es valor. Es un indicador de referencia que se necesita para competir y ubicarse en un tiempo real. Ahora bien, el éxito vendrá si el precio concuerda cada vez más con el valor que busca la gente.
La combinación de valor y precio debe ser cuidadosa e inteligente para que la satisfacción del consumidor se incorpore al plan de mercadeo y comunicación como una llama siempre encendida. Antonio Machado escribió en su momento: “¿Más que es el arte y la comunicación? Es puro juego. Es igual que pura vida, que es igual a puro fuego”.