El futuro no está en las oleaginosas sino en las microalgas, dice Édgar Badilla, uno de los empresarios que está desarrollando un proyecto para obtener biodiesel a partir de estos microorganismos, cuya reproducción y obtención de subproductos podría ser una salida a los efectos del cambio climático.
Las propuestas de generar combustibles alternativos a partir de arbustos como la higuerilla, palma africana o jatropha resultarían muy costosos y requerirían grandes extensiones de tierra, en comparación con la multiplicación de microalgas en ambientes cerrados y controlados.
Es esta visión la que mueve a Badilla, a su socio Cristiano Peres y al investigador y experto brasileño, Jorge Vieira, a buscar opciones biotecnológicas para reducir la dependencia de combustibles fósiles y bajar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Incluso, la búsqueda de socios capitalistas y estratégicos ya comenzó.
Existe un grupo de interesados que están a la espera de la presentación formal y detallada sobre tamaño del proyecto, inversión requerida, fuentes de financiamiento y clientes potenciales.
“Deberíamos ir hacia una matriz energética basada en fotosíntesis y las algas son las únicas que logran limpiar el Planeta de Co2”, detalló Badilla.
Para darle peso a su iniciativa, Badilla y Peres lograron que a través de la organización Vía Costarricense, viniera Vieira al país, quien por más de 25 años ha trabajado e investigado el tema y ha montado al menos nueve plantas similares en Brasil.
El papel de esta organización llegó hasta allí: en traer al experto, quien dictó una charla en la Universidad Técnica.
Su director ejecutivo, Guillermo Villalobos, explicó que la visita de Vieira responde al interés de Vía Costarricense en promover alternativas y soluciones que están en línea con la visión y el modelo de país que proponen.
“Sin embargo, no existe participación directa o interés empresarial de la organización en la creación de emprendimientos o proyectos empresariales privados”, aclaró.
Volver a los orígenes
El experto brasileño ha diseñado y patentado seis modelos de fotobiorreactores, la estructura sobre la cual logra reproducirse la microalga en ambientes controlados.
De la microalga, se obtiene biomasa, de esta se extrae el aceite y otros subproductos utilizados para alimento animal, fertilizantes y los biopolímeros, materia prima del plástico biodegradable.
Cabe recordar que el primer ser vivo que existió en el planeta fue el alga, que no necesita oxígeno sino dióxido de carbono y luz del sol.
En comparación con los árboles, que fijan entre 1 y 3,5 toneladas por hectárea al año, las algas lo hacen entre 4 y 16,2 toneladas por hectárea al año.
De hecho, el origen del petróleo está en billones de fósiles de algas que se fueron al fondo marino o al interior de la tierra, y todo ese material muerto, cada vez más comprimido y encapsulado, dio vida al material energético más famoso.
“El Dr. Vieira desarrolló un proceso para producir biopolímeros a una fracción (88% menos) del costo de los biopolímeros normales”, acotó Badilla.
El estudioso brasileño aseveró que Costa Rica tiene potencial para la producción de microalgas debido a su alto nivel de brillo solar.
Hay una zona que destaca: el Pacífico Norte, porque mantiene brillo solar en promedio 7,1 horas al día (con picos de hasta 10 horas) y registra temperaturas promedio anuales de entre 26°C y 33°C.
Su reproducción es rápida y fácil si están en un ambiente acuoso y existen las condiciones de sol y temperatura adecuadas; en una hectárea se puede obtener más de 100 cosechas al año porque se obtiene materia entre dos y cuatro días.
Guanacaste y Panamá
Por el momento, el proyecto con microalgas se iniciaría con dos hectáreas en Guanacaste, con una producción relativamente pequeña de 2,4 millones de litros en un año –lo que consume una empresa autobusera en diesel en un año– y que Vieira apoyaría con el montaje y operación de los fotobiorreactores.
Se estima que, por hectárea, todo el equipamiento costaría unos $2 millones, siendo lo más caro los biorreactores y que todo el proyecto podría optimizarse con $10 millones pues la idea es escalar a un mayor tamaño.
La mirada está puesta en Panamá donde el expresidente Martín Torrijos ha mostrado interés, y también hay conversaciones en República Dominicana.
Badilla detalló que se han previsto cuatro etapas: la primera será el cultivo de microalgas propiamente, que se estima que será un proceso automatizado.
La segunda es la extracción, cuyos cálculos dicen que el 30% del peso de la biomasa será en aceite.
La tercera fase será la biorrefinería, y la cuarta, la obtención debiopolímeros.
En total, se obtendrán tres productos: biodiesel , glicerina y biopolímero.
“En biopolímeros, hay un mercado internacional sediento de oferta y en glicerina nuestra idea es someterlo a un segundo proceso para convertirlo en glicerina rubia, insumo para la fabricación de jabones o alimento para ganado”, especificó.
El proyecto comenzaría a funcionar, según las previsiones, en el 2014. Se está en la búsqueda de una firma internacional que haga el estudio de factibilidad para acceder a fondos o líneas de crédito más rápido.
Su apuesta es ambiciosa: convertir a Guanacaste en referente de la producción de biocombustibles.