El aporte y las demandas de la generación Z, tratadas en el tema de portada de la edición 933 en El Financiero, están lejos de eliminar a los colaboradores de edades previas. Por el contrario, de acuerdo con las investigaciones de Deloitte, el papel de quienes tienen más edad y características más tradicionales ya es fundamental para aumentar las probabilidades de éxito en la atracción y retención de los más jóvenes.
"El primer paso para el diseño de los nuevos sistemas de gestión del talento es un acercamiento a estos grupos generacionales, entender cómo piensan, qué valoran de sus profesores e instructores, cómo visualizan su vida laboral, para proyectar qué esperarán en el futuro de sus empleadores", dice Cristina Cubero, gerente de consultorías de Deloitte.
Para la experta, "el relevo generacional, las sendas de crecimiento inorgánico: fusiones, adquisiciones y alianzas que derriban las barreras geográficas, la tecnología que se transforma pero también nos transforma, implican, en conjunto, la desestructuración del modelo que hoy conocemos".
El nuevo modelo tiene su base en la capacidad del líder: una orquestación perfecta de salario, beneficios, realimentación, evaluación y recompensas puede fracasar de inmediato si quienes dirigen, fallan al adaptar sus estrategias.
"Crecer económicamente y escalar posiciones en el organigrama eran señal de éxito y prioridad para las generación X y anteriores. Las organizaciones actualmente juegan con estas fichas para motivar y retener. En el futuro, el jefe que basa su poder en jerarquías, no tiene espacio en el mundo de la generación Z. Ellos viven en comunidades virtuales, redes donde no existen rangos jerárquicos. Buscan inspiradores más que personas que marquen normas o reglas, buscan grupos de trabajo y toma conjunta de decisiones más que alguien que ordene", explica Cubero.
En ese marco, el trabajo no se puede tratar de hacer y luego evaluar, sino de orientar mientras se ejecuta, y ayudar a entender en qué se puede mejorar. La figura del coach más que el jefe es clave. "Ellos están orientados a cumplir metas y no años de trabajo, querrán conocer exactamente que deben cumplir para llegar a nuevos niveles y estarán muy focalizados en saber si llegaron o cuánto les hace falta", asegura Cubero.
Ese coach debe conocer a la persona que está dirigiendo y no únicamente su trabajo, porque para los jóvenes Z "hacer carrera no es sinónimo de cumplir años de trabajo, es sinónimo de crecer y apreciarse en lugar de devaluarse. Por tanto, el desarrollo de esta generación se focaliza en obtener nuevos y múltiples retos que les permitan ser expertos".
Si su empresa no les presenta esos retos, buscarán nuevos rumbos.