Aún cuando la cantidad de delitos que se cometen contra el sector comercial del país muestra una tendencia decreciente desde el 2009, los gastos en seguridad siguen aumentando para los empresarios, así como las pérdidas por la mercadería robada.
En el 2010, este gremio invirtió unos ¢100.000 millones en medidas para enfrentar la inseguridad. Tres años después, esta cifra asciende a poco más de ¢110.000 millones en colones constantes, es decir, un 10% más real.
Los pequeños empresarios son los más golpeados, no necesariamente por la cantidad de delitos que se presentan contra este gremio, sino porque son los que tienen menos recursos para invertir en seguridad y es el grupo para el que las pérdidas son más sensibles.
Un sistema de seguridad básico puede costar entre $3.000 y $5.000 de inversión inicial, más el mantenimiento.
Lejos de ser un tema solucionado, los empresarios reconocen que han habido avances pero los consideran insuficientes, ya que las pérdidas para ellos siguen en aumento.
El sector considera que se requieren medidas conjuntas entre las autoridades de Gobierno futuras y los mismos empresarios.
El “Barómetro global de robos en tiendas de venta al por menor 2012-2013” –publicado el 7 de enero por la consultora Euromonitor– indicó que América Latina tiene las tasas más altas de pérdidas de mercadería en tiendas minoristas, principalmente por hurto (sustracción de un bien sin que medie violencia alguna).
También pueden presentarse pérdidas por robo por parte de los empleados, fraude por parte del proveedor y pérdidas por errores administrativos. Los bienes sustraídos suelen ser pequeños y de gran valor (desde artículos hasta dinero), fáciles de ocultar y de vender posteriormente.
Leve baja en delitos
Cada año se cometen, en promedio, 3.600 delitos sobre locales comerciales de todo tipo, de acuerdo con datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Tras un pico de 4.118 eventos en el 2009, el indicador comenzó a decrecer y para el corte de noviembre del 2013 se reportaron 3.475 actos delictivos.
El OIJ tiene reportados tres tipos de delitos contra este sector: el hurto, el robo y el asalto o robo agravado. De ellos, el robo es el más recurrente, es decir, aquel delito que se comete cuando una persona se apodera de algún bien que no es de su propiedad, empleando violencia pero sin estar personas presentes.
Por ejemplo, ingresar a una tienda de noche y robar mercadería sin que estén los empleados ni el guarda, pero ejerciendo violencia sobre el inmueble.
Una encuesta elaborada por la Cámara de Comercio entre sus afiliados indicó que el 34% ha sido víctima de algún delito.
Si la respuesta se segmenta por tamaño de empresa, la cifra asciende a 56% en el caso de las grandes empresas, mientras que en locales pequeños y medianos la incidencia es menor al 26%.
Costo real
Pese a la baja en el indicador de delitos del OIJ, los empresarios aumentan año con año su gasto en seguridad.
Francisco Llobet, presidente de la Cámara de Comercio, informó que para el 2012 el gasto fue de ¢110.000 millones y que la cifra estimada para el 2013 sería poco mayor a la anterior.
Este monto representa cerca del 83,3% de lo que presupuestó el Ministerio de Seguridad Pública para las remuneraciones de todos sus empleados en el 2012, de acuerdo con datos de la Contraloría General de la República.
¿En qué gastan los empresarios este dinero?
Información de la Cámara de Comercio indica que el 87% de sus afiliados posee seguridad física las 24 horas y el 64% cuenta con algún servicio de monitoreo como cámaras o alarma.
Sin embargo, a veces, estos mismos sistemas de seguridad juegan en contra de las tiendas y negocios, pues sirven como un canal de control y espionaje para el delincuente.
“Respecto a hace cinco años, percibimos que la inseguridad ha empeorado, ya que las facilidades tecnológicas son mayores y también las utilizan los amantes de lo ajeno para hacer de las suyas”, opinó Ivannia Fumero, gerente general de Plaza Real Cariari.
El informe de Euromonitor indica que la seguridad que brinda un oficial de seguridad privado es el método más utilizado en América Latina y el de mejores resultados, por encima de los sistemas de tecnología.
Además de las inversiones ya citadas, entre los gastos y pérdidas por inseguridad, hay que sumar unos ¢8.000 millones al año por la mercadería que se roban, así como las pérdidas que se dan de manera “oculta”, como las compras que los clientes dejan de hacer cuando se enteran de que un local es propenso al asalto.
Para los pequeños comerciantes hay que sumar más consecuencias.
Ana Teresa Vásquez, directora de la Cámara de Detallistas, comentó que en algunos lugares los proveedores de la mercadería no entran porque se exponen a un asalto, por lo que el detallista debe obtener por sus propios medios los productos o dejar de venderlos, lo que incrementa los costos del negocio y resta competitividad frente a supermercados.
Otra desventaja para el pequeño comerciante es el alejamiento del cliente. La Cámara ha estado impulsado el autoservicio en las pulperías, que le permite al cliente tener acceso directo al producto y hacer sus valoraciones.
La inseguridad desincentiva los avances en esta tendencia y mueve a los pulperos a encerrarse en sus propios negocios, alejando al cliente de los productos.
El informe de Euromonitor señaló que los minoristas en América Latina prefieren sacrificar parte de la seguridad con tal de no desmejorar la experiencia de compra de su cliente.
Trabajo pendiente
Llobet consideró que el Gobierno actual ha hecho una buena labor para enfrentar el tema de la inseguridad, pues el indicador disminuye poco a poco y existen más policías en la calle.
Sin embargo, manifestó que los costos para el sector siguen siendo muy altos y las cifras podrían disminuirse, al menos, las de la cantidad de pérdidas en robos ( ¢8.000 millones al año).
Los comerciantes esperan también medidas tecnológicas del Gobierno para mejorar el monitoreo en tiempo real.
Llobet admitió que como Cámara no cuentan con un plan; brindan capacitaciones si el agremiado lo solicita, pero no existen de manera permanente.
Por su parte, Vásquez indicó que este año la Cámara de Detallistas planea acercarse al Ministerio de Seguridad Pública para que juntos desarrollen una red entre los pequeños comerciantes, la Cámara y Ministerio.