Si inversionistas nacionales o extranjeros pudieran asegurarse cierto volumen de residuos, lograrían, no solo generar nuevos negocios, sino colaborar con la reducción del volumen que llega al relleno sanitario.
A criterio de varios expertos, el país tiene potencial para tratar residuos que actualmente se desechan o se exportan, como los electrónicos, los de construcción, los orgánicos o los de jardinería.
Es decir, materia prima para tratar existe. El Plan Nacional de Residuos Sólidos (Presol) indica que aquí se producen 1.443.575 toneladas de residuos al año, de las cuales el 58% es orgánico, el 7% es inútil y el 35% es inorgánico.
Del porcentaje inorgánico, cerca del 33% se puede reciclar, pero solo se trata 5,4% al año. El resto va al relleno sanitario.
Mientras que la población y el sector empresarial no se comprometan a tratar sus residuos, el volumen que se recolecte no alcanza para justificar una inversión, consideró Sergio Musmani, de la Agencia de Cooperación Alemana GIZ.
Pese a que existe la Ley para el Manejo Integral de Residuos (Ley 8.839), la obligación de tratamiento queda en el papel.
De la construcción al relleno
Cabos de varilla, madera usada y trozos de concreto son parte de los residuos que pueden aprovecharse de una construcción, por ejemplo.
Ana Grettel Leandro, investigadora del Centro de Investigación en Vivienda y Construcción (Civco), del Instituto Tecnológico de Costa Rica, explicó que con la Ley 8.839 estos materiales se clasifican como residuos especiales, pero el reglamento que indica el cómo hacerlo aún no rige.
Actualmente, algunas constructoras separan parte de los materiales y los utilizan para rellenar superficies, pero la gran mayoría va al relleno sanitario.
No obstante, el metal podría fundirse y se convierte en nuevas piezas, la madera puede reutilizarse o convertirse en combustible, y el concreto puede triturarse para crear subproductos.
El país tiene tecnología para realizar los tres procesos.
Musmani consideró que estos residuos se convertirían en negocio si trabajan en conjunto las municipalidades con la empresa privada, de tal forma que el ayuntamiento se comprometa a tener una recolección especial que trasladará a una empresa que realice los procesos citados.
Tecnología ausente
Otros de los materiales que se pueden reciclar en el país son los plásticos contaminados con materia orgánica y ciertos artículos eléctricos como los cables de desecho, los cuales se exportan tal como salen de las líneas de tendido eléctrico para ser procesados en otros países, opinó Guillermo Pereira, gerente de Fortech, dedicada al tratamiento de residuos.
Sin embargo, en este caso aquí no existe tecnología.
En Fortech, han tratado de incorporar nuevos procesos de tratamiento para estos y otros materiales, pero el país no ofrece ningún tipo de incentivo fiscal y es complicado hacer inversiones así, opinó Pereira.
El único equipo que está exonerado es el de las plantas de tratamiento, pero aún tiene pendiente la publicación de un reglamento.
Asegurar el volumen
Energías Biodegradables es otra empresa del sector de tratamiento de residuos que no ha podido crecer por inconvenientes logísticos, manifestó Eladio Madriz, gerente general.
De acuerdo con sus estimaciones, los vehículos que actualmente pueden utilizar biodiesel necesitarían unos tres millones de litros al día. “Necesitamos lograr un acuerdo con las municipalidades o cadenas de restaurantes para que nos garanticen el aceite usado”, añadió.
La empresa ha recibido solicitudes para que suministren el biocombustible a flotillas enteras de transporte, pero carecen de materia prima suficiente.
“El problema no es de tecnología ni de recursos, es de asegurar los residuos”, consideró Musmani de GIZ.