L a primera legislatura del actual período constitucional de la Asamblea Legislativa cerrará con apenas 50 proyectos de ley aprobados, la cantidad más baja de los últimos gobiernos, según nuestro reportaje de esta semana.
Tres factores principales influyeron en esa baja productividad: la falta de un norte claro en las prioridades del Poder Ejecutivo, la escasez de diálogo entre Casa Presidencial y las fracciones y una seguidilla de decisiones y errores del Ejecutivo que minaron la confianza de las fraccionesy causaron una grave fractura dentro del PAC.
Los errores han sido muchos, lo que muestra que la falta de experiencia del anterior Ministro de la Presidencia y que los voceros escogidos por el Ejecutivo no se han ganado el espacio y la credibilidad necesarios para servir como interlocutores oficiales ante la legislatura.
Henry Mora, presidente del Directorio, también se ha mostrado inconstante y conflictivo. Además, entró en conflicto con las fracciones, los funcionarios de la Asamblea, y con la misma Sala Cuarta, por violaciones del orden constitucional en la aprobación del Presupuesto Nacional 2015 y por varios nombramientos en puestos clave de la Asamblea hechos de manera irregular.
Los conflictos del anterior Ministro de la Presidencia causaron un grave desgaste y pérdida de credibilidad y acceso al Ejecutivo, que a partir de estos errores ha tenido pocas oportunidades de incidir de manera eficaz en la agenda y avance del Poder Legislativo.
El creciente conflicto del Ejecutivo con el líder histórico y diputado, Ottón Solís, hace que del mandato que el PAC sentía tener después de la segunda ronda electoral hace un año solo quede el recuerdo y el partido gobernante se encuentre en franca minoría ante el país y el Congreso.
Pese al enrarecido ambiente, el Parlamento logró aprobar proyectos de peso durante la legislatura que agoniza. Entre los principales están la reforma a la Ley de Banca para el Desarrollo, así como temas relacionados con el desarrollo de infraestructura, como son la reforma a la Ley de Expropiaciones, que reducirá a ocho meses la duración de esos procesos. También un crédito por $560 millones para desarrollar la explotación geotérmica y sendos créditos por casi $900 millones para infraestructura vial nacional y cantonal. Se aprobó además una nueva figura para el financiamiento de obra pública a través de fideicomisos, con lo cual se agrega una nueva herramienta a los instrumentos para el desarrollo de infraestructura.
En materia fiscal, ni las leyes contra el contrabando ni el proyecto contra el fraude fiscal –urgentes según Hacienda– han avanzado; mucho menos una reforma fiscal integral. La oposición ha aprovechado la situación para reducir la fuerza política del PAC y, lejos de dar prioridad a las necesidades del país, ha tendido a enfocarse en manejar los desaciertos para cambiar el balance político que parecía surgir de la última elección nacional.
Un partido cuyo lema del campaña fue el cambio, requería de una Asamblea eficiente y eficaz en mover su visión y proyectos. La verdad es que el PAC no tiene una visión única del país que aspira construir y ni siquiera quienes los representan ante el legislativo concuerdan de manera constante y consistente con el discurso del presidente Solís.
Ojalá que el presidente Solís utilice su discurso del 1° de mayo para establecer con claridad su norte y visión. Lo necesitan el país, la Asamblea, su gobierno y su maltrecha fracción legislativa. Y que una vez establecida la visión, se discipline a sus diputados y ministros a representarla con la claridad que ha actuado en el tema de infraestructura.