En esta edición publicamos una entrevista con Federico Odio, gerente del BAC San José. Es importante que los lectores conozcan de primera mano la visión estratégica del gerente del banco privado más grande del país.
Los bancos públicos y los bancos privados –entre estos últimos, el BAC en forma muy destacada– han contribuido con los altos niveles de bancarización existentes en Costa Rica. También son importantes los logros del país en materia de modernización de su sistema de pagos, bajo el liderazgo del Banco Central.
En el pasado el acceso de la población a los servicios bancarios se logró mediante las redes de sucursales de los bancos estatales en todo el país. En los últimos años la receta más bien está relacionada con la aplicación de las tecnologías de la comunicación a los servicios financieros.
El BAC no es el único banco que ha estado en esta tarea de la innovación financiera, pero sí es importante reconocer su liderazgo mediante una estrategia consistente y permanente de nuevos servicios en los segmentos de personas, y de pequeñas y grandes empresas.
En este contexto se debe reconocer que el país carece de una agenda nacional para ampliar y mejorar los servicios financieros de la población. En la formulación de esta agenda deberían participar, entre otros, el Banco Central, la Sugef, las entidades financieras formales, las entidades o empresas de crédito y el Poder Ejecutivo.
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El alto nivel de bancarización está relacionado con un amplio acceso de las personas a cuentas de depósito y a medios de pago. Sin embargo, el país tiene debilidades en el acceso de las personas y de las pequeñas empresas al crédito del sistema financiero formal. Esta debilidad del sistema se confirma en el surgimiento de múltiples fuentes informales de crédito.
Una acción clave para mejorar el acceso al crédito de las personas y las pequeñas empresas es la disponibilidad de buena información sobre los deudores para que las entidades puedan tomar decisiones adecuadas en la aprobación o rechazo de las solicitudes de crédito. La existencia de más y mejor información sobre los sujetos de crédito ayudará a reducir los riesgos crediticios, a bajar las tasas de interés y ampliar el crédito a sectores actualmente excluidos. Esta medida ayudaría más a bajar las tasas de interés que las propuestas de establecer mediante ley topes o limites artificiales a las tasas. También ayudaría a prevenir los excesos de endeudamiento.
Para mejorar la información crediticia, se debe ampliar el alcance y los servicios de la central de deudores de la Sugef, la cual debería incluir la información crediticia de las entidades reguladas y no reguladas.
Paralelamente, la agenda de bancarización debería impulsar la protección del consumidor financiero. Las personas necesitan niveles mínimos de educación financiera para que puedan comprender las características de las operaciones financieras y comparar entre diversas opciones ofrecidas en el mercado.
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La regulación financiera debería contemplar reglas mínimas para asegurarse de que el consumidor financiero sea tratado con equidad y que no está sujeto a cláusulas abusivas. Existe una asimetría de información entre entidades financieras y personas que no debería ser aprovechada injustamente por las primeras. Por el contrario, es indispensable que las entidades cumplan normas para brindar información sencilla, de calidad y relevante para que sus clientes puedan decidir correctamente. También deben existir instancias para atender con celeridad y corrección las dudas y reclamos de los clientes.
En conclusión, si el país contara con una agenda de bancarización lograría sacar mayor provecho a los esfuerzos individuales de las entidades financieras. Esta agenda debe buscar el equilibrio entre el necesario esfuerzo empresarial de las entidades financieras y la protección de sus clientes.