Me siento identificado con los múltiples retos que enfrenta en este momento el sector comercial, los cuales terminan afectando directamente al consumidor.
Y es que los procedimientos actuales por parte del Gobierno, no han sido asertivos para mejorar la situación de nuestro país a largo plazo.
El sector comercial necesita soluciones que brinden estabilidad, que alimenten la confianza para continuar creando más negocios y, por ende, más empleos.
La verdadera protección a la producción nacional se da cuando se incentivan los factores propios de la competitividad del país.
En ese sentido se debe avanzar en la otra vía: en la vía de la facilitación del comercio, en la disminución de regulaciones administrativas discriminatorias que dificultan el libre comercio, en aumentar el nivel de competencia en el mercado interno y en la lucha contra los carteles de productores disfrazados de patriotas.
No importa si usted es comerciante o no, el proteccionismo nos afecta a todos.
Esta práctica comercial es engañosa e implica, sin lugar a dudas, aumentos en los precios, disminución de la productividad y en una transferencia de riqueza de todos los consumidores a un grupo de poder específico.
No podemos seguir en retroceso, el consumidor no puede seguir recibiendo el menosprecio estatal para favorecer a grupos de presión.
Mucho menos de grupo de interés cuyo único interés es hacer crecer sus negocios no por eficiencia y trabajo, sino a costillas de todo un país.