Barak Obama deja importantes contribuciones para la historia, aunque su acción también ha sufrido limitaciones.
La reforma de la salud hizo accesible la seguridad social a pesar de la radical oposición de los conservadores.
La apertura a la diversidad sexual fue complementada por la Corte Suprema avalando el matrimonio gay.
Decisiones administrativas en materia de migración hicieron posible que hijos de inmigrantes, nacidos en EE. UU. dejaran de estar expuestos a la deportación. Pero no logró una reforma migratoria integral por la fuerte oposición de los republicanos más radicales.
En materia de política contra las drogas, logró que se abandonara el lenguaje guerrero, pero en la práctica se continuó con un enfoque centrado en el control de la oferta con pocos progresos en materia de reducir la demanda.
Su lucha contra el rigor penal y los sesgos raciales en el castigo contra el consumo y tráfico de drogas han señalado un camino hacia más rehabilitación y menos represión.
Sus intentos para poner fin a la irregular detención de los presos de Guantanamo encontraron límites en el lobby pentagonista en el Congreso, aunque la población de detenidos sin acceso al debido proceso se ha ido reduciendo.
En política exterior, la salida de Irak y Afganistán eran objetivos muy buscados y ha hecho progresos en esa dirección; no obstante, el surgimiento del Estado Islámico ha involucrado más a EE. UU. en el Medio Oriente.
El acuerdo con Irán es sin duda uno de sus éxitos. Persistencia y serenidad han creado una oportunidad para una estabilidad más duradera.
La reapertura de relaciones con Cuba abrió la puerta para un nuevo tipo de relaciones con América Latina.
Por otra parte, el anunciado giro de su estrategia (pívot) hacia el Pacífico (China) ha experimentado atrasos ante la aparición de nuevos conflictivos (Ucrania).
Balance positivo. Obama pasará a la historia como un presidente muy importante.