El Instituto Tecnológico de Costa Rica es punta de lanza de la creación de capacidades para acoplar nuestra industria a la tecnología que reclama el desarrollo. Este objetivo está condicionado a la existencia de acervo humano tecnológico. Nació hace 42 años, en una Costa Rica cerrada y proteccionista, pero encuentra su verdadero sentido en un mundo globalizado.
Los institutos tecnológicos son respuestas a las demandas de sus industrias. Nuestro TEC nació más bien como respuesta anticipada para formar desde los 70.
La historia llegó después a confirmar esa previsión. En otros países todavía se compite con mano de obra barata. Costa Rica puede, en cambio, competir en el mundo con salarios altos porque tenemos el personal profesional tecnológico para hacerlo.
Su variada oferta educativa, la pertinencia de sus carreras y la calidad de sus graduados aseguran el empleo de casi el 100% de sus graduados. El TEC acompaña sofisticación tecnológica con responsabilidad social académica. Ofrece doctorados en campos innovadores como Física de Plasmas, Nanotecnología y Microelectrónica, pero también atiende programas de incubadoras de pymes y de investigación y protección ambiental.
Es así el buque insignia de la academia en la formación tecnológica y científica de la sociedad del conocimiento. Este objetivo es ahora alianza estratégica entre todas las universidades públicas, liderado por Conare y potenciado por el compromiso permanente por la renovación continua en los procesos académicos. Como graduado del TEC y profesor por 16 años, uno cariño y orgullo por esa institución.