El establecimiento de relaciones diplomáticas anunciado por Estados Unidos y Cuba bajó la última cortina de la Guerra Fría en Latinoamérica.
El sentido de la realidad política, comercial y geopolítica de Obama, y el de la realidad y la necesidad económica de Cuba, se ha manifestado.
Cuba ofrece un escenario inmenso para inversiones norteamericanas, como país receptor.
Pero las condiciones cubanas de pobreza general y el embargo de Estados Unidos no permitirán, al menos en el mediano plazo, que las inversiones estadounidenses sufran un debilitamiento en Costa Rica o en el continente y se fortalezcan en la isla.
Latinoamérica está asediada por las inversiones de China comunista y los acercamientos comerciales, políticos y militares de Rusia.
Costa Rica ofrece, en este contexto, un ambiente competitivo.
Su apertura comercial amplia, inserción en la economía global, mercado interno fuerte con 5.000 productos de exportación, capital humano sólido, altamente capacitado, cultura productiva y tecnológica al día, servicios de salud de primer mundo son las garantías del país para mantenerse atractivo para los inversionistas de Estados Unidos.
¿Qué sigue ahora para Costa Rica para que el restablecimiento de relaciones Estados Unidos-Cuba no le afecte?
Mejorar las condiciones de atracción de capital extranjero y fortalecer los mecanismos internos de apoyo el empresariado nacional. Turísticamente, Cuba será curiosidad. Costa Rica debe fortalecer la propaganda internacional de su imagen y estimular con oportunidades económicas accesibles el turismo interno.