Si Costa Rica fuera un país donde solamente viven 100 personas, ¿Cuál de los siguientes dos escenarios sería mejor?:
1. Que unas 90 personas vivan bien, con un índice de inflación del 7,0% anual y con una tasa de interés promedio de más o menos un 8,0%, es decir, con una tasa real positiva de un 1,0%.
2. Que unas 50 personas vivan bien, con un índice de inflación del 4,6% anual y con una tasa de interés promedio del 10,25%, es decir, una tasa real positiva del 5,65%.
En este escenario 2, las otras 50 personas viven angustiadas, presionadas por la falta de liquidez en el mercado financiero, experimentando pérdida de empleo, falta de oportunidades, la obligación de pagar muchísimo dinero adicional por sus préstamos bancarios –para que unos pocos se hagan mucho más ricos–, viendo disminuir su capacidad de pago, que sus pequeños negocios experimenten la caída en sus ventas de hasta un 50% o más y sufriendo muchas situaciones negativas adicionales.
Ese segundo escenario es lo que está sucediendo en Costa Rica actualmente. Lo peor es que las 50 personas que viven bien, lo hacen a costa de las 50 personas que viven angustiadas.
De esas 50 personas que viven bien, unas 25 a 30 personas viven a costas del presupuesto nacional de la República, porque trabajan en alguna de las empresas del Estado y ganan salarios súper buenos y gozan de privilegios inimaginables para las 50 personas que viven angustiadas. Son los únicos que tienen la posibilidad de accesar a los medios de prensa y manifestarse diciendo que la economía anda bien, a pesar de hay cosas que deben solucionarse.
Algunas de esas 50 personas que viven bien son la presidenta de la República y sus ministros. Todos los días salen diciendo que Costa Rica está avanzando y creciendo económicamente y generando muchos puestos nuevos de trabajo, y hasta pagan espacios publicitarios caros (pagados por los que viven angustias) para repetir lo anterior, pero no se refieren a los puestos de trabajo que se pierden, ni a las angustias de los 50 que no viven bien.
¿Y el encaje?
Otra persona que vive muy bien y que podría hacer su trabajo para que la otra mitad de la población viva en mejores condiciones, es el presidente ejecutivo del Banco Central. Tiene toda la potestad de equilibrar la liquidez en el mercado financiero. Sin embargo, sus declaraciones públicas son muy pesimistas porque, según él, las tasas no tenderán a bajar y él está cumpliendo lo que la ley le indica y que esta no le permite incrementar la liquidez en el mercado, a pesar de que muchos economistas lo consideran necesario, para mejorar las cosas de los 50 habitantes que viven angustiados.
¡Qué lamentable es esta situación! Un expresidente ejecutivo del Banco Central tuvo los niveles de encaje legal en un 5% desempeñándose bajo la misma normativa que rige actualmente. El presidente actual tiene el encaje legal actualmente en un 15% y no bajar ese porcentaje, es lo que hace que las 50 personas que no viven bien, sigan tragando angustias y congojas.
Tendremos que esperar a que este señor se vaya del Central y eso por lo visto sucederá hasta que venga un nuevo gobierno.
Nos espera un año y nueve meses demasiado duros y de un sacrificio muy cruel.