Costa Rica se convirtió en el epicentro de una de las competencias deportivas más relevantes del mundo.
Por primera vez en la historia, nuestro país fue la sede del Ironman 70.3 y la provincia guanacasteca se puso una flor en el ojal al abrir las puertas a más de 2.000 competidores de 40 nacionalidades (40% costarricenses) y sus acompañantes, así como más de 30.000 personas que asistieron al evento, superando las expectativas de los organizadores.
Durante tres días, Costa Rica se tiñó de un fervor deportivo sin precedentes. La mirada del mundo entero estaba puesta en este pequeño territorio, que de forma recurrente se codea con los grandes para competir en materia turística.
Esa es nuestra realidad. Nos enfrentamos a países desarrollados y a mercados turísticos sumamente consolidados, que poseen una oferta ampliamente diversificada y ante ese panorama tan desafiante, Costa Rica sobresale por su autenticidad y por su liderazgo en sostenibilidad.
Se podría pensar que difícilmente organizaciones internacionales volverían su mirada a este lado del mundo para elegirnos como sede de eventos de gran envergadura. Sin embargo, lo cierto es que somos un destino turístico diverso, cuya posición estratégica, los paisajes exóticos, la capacidad humana, las características geográficas, la calidad de nuestra oferta turística distribuida por todo el territorio nacional, permiten que el país se destaque para la realización de este tipo de actividades de gran renombre internacional.
De la mano con el sector privado turístico, cámaras sectoriales y regionales y asociaciones comunales, entre otros actores, logramos consolidar al país como un destino auténtico en el que el deporte y el turismo se conjugan exitosamente; razón por la cual, hemos sido sede de campeonatos de diversa índole como el Mundial de Pesca, el Mundial de Surf, el de Rafting, el de Aventura, el Mundial Femenino de Futbol Sub 17 y la Transat, entre otros.
Ante la competencia
De esta manera, Costa Rica se abre paso entre los gigantes y se consolida como un destino turístico altamente competitivo, número uno en naturaleza y el segundo en aventura, según el Foro Económico Mundial, en el que se pueden realizar exitosamente eventos del calibre del
Ironman 70.3.
Por ello, tras concluir esta actividad, es fundamental destacar las secuelas del paso de este evento deportivo.
Aunado al entusiasmo de todos los participantes, el Ironman mostró los resultados del trabajo en equipo, de caminar en una misma sintonía con el claro objetivo de dejar en alto al país.
Además, la realización de este evento trasciende la competencia en sí misma, porque impacta a una provincia que depende fundamentalmente del turismo.
El Ironman además de ser una vitrina para reforzar la imagen país ante el mundo, se convirtió en una plataforma en la que se desarrollaron una serie de encadenamientos productivos, la proyección turística de las distintas zonas geográficas, la generación de múltiples oportunidades de negocios, desde el hotelero, el dueño de una soda, la tienda de la esquina, el vendedor de copos, la persona que planea y opera tours en la zona y los arrendadores de vehículos, entre muchos otros.
En el Instituto Costarricense de Turismo, procuramos apoyar aquellos eventos que se alineen con nuestro modelo de desarrollo turístico sostenible y que promuevan el posicionamiento de nuestro país y de las bondades que ofrece, así como el desarrollo de la actividad turística durante el evento, lo cual se conjuga con una amplia cobertura de medios internacionales, consolidando al país como destino turístico y fomentando la posibilidad de la revisita por parte de los competidores, organizadores y acompañantes.
Las secuelas del Ironman reflejan lo que el turismo significa para nuestro país: una actividad que se posiciona como el motor del desarrollo social y económico, que mejora la calidad de vida de nuestros ciudadanos y de quienes nos visitan. Eso es Costa Rica. Mi elección, naturalmente.
*El autor es ministro de Turismo.