Viena. La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) es el banco más poderoso del mundo, y su componente con mayor poder es el Comité Federal de Mercado Abierto (CFMA), formado por 12 hombres y mujeres que se reúnen ocho veces al año para determinar –fundamentalmente mediante el establecimiento de tasas de interés– la política monetaria de la economía más grande del mundo.
La última vez que la Fed subió las tasas de interés fue en el 2006, antes del impacto devorador de crecimiento que tuvo la crisis financiera mundial, que persuadió a que este banco, como también otros bancos centrales, redujeran las tasas prácticamente a cero y emplearan la llamada flexibilización cuantitativa para inyectar dinero en las economías avanzadas.
Sin embargo, este año, por primera vez desde la gestión 2007, todas las economías avanzadas del mundo están creciendo, incluida la de Estados Unidos. Y eso significa que el CFMA, temeroso de las burbujas de activos, en algún momento decidirá que las tasas de interés de Estados Unidos deben aumentar.
Eso puede ser bueno (o puede no serlo, dependiendo del momento) para la economía estadounidense, pero, ¿qué significará esto para el resto del mundo?
Nuestra investigación muestra por qué el mundo, especialmente los países emergentes, estarán nerviosamente atentos a lo que vaya a ocurrir. A mediados del 2013, cuando la Fed anunció que iba a reducir gradualmente sus medidas de política monetaria poco convencionales (por ejemplo, compras masivas de títulos valores respaldados por hipotecas), los mercados emergentes sufrieron grandes fugas de capital.
En otras palabras, incluso cuando la Fed solamente da alguna señal de que podría endurecer su política monetaria, otros países sufren. Dependiendo de la medida en la que el CFMA, en una próxima reunión, decida endurecer su política, nosotros prevemos efectos negativos en el PIB mundial a mediano plazo, no solamente para los mercados emergentes, sino también para las economías industrializadas.
Desde que la Fed empezó a frenar su programa de flexibilización cuantitativa, se ha especulado constantemente sobre cuándo su actual política monetaria acomodaticia llegará a su fin. Los participantes del mercado, ya sean prestamistas o prestatarios, saben que el “dinero fácil” tiene una fecha de caducidad. Pueden ver que después de tres grandes programas de compra de activos, el balance contable de la Fed se ha cuadruplicado desde el 2007, llegando a un total de aproximadamente $4,5 millones de millones en febrero del 2015.
Sin embargo, cuando se evalúa lo que el CFMA tiene la intención de hacer, es importante tener en cuenta que el mandato de la Fed es lograr avances hacia el logro de los objetivos económicos estadounidenses. Esto significa que este comité no solo tiene que considerar la tasa deseable de inflación (la meta es una tasa anual del 2%), sino que también la situación del mercado laboral, y su apreciación tiene implicaciones a nivel mundial.
Por esta razón, las declaraciones de la Fed a mediados del año 2013 sobre una salida gradual de la política monetaria no convencional causó la denominada “rabieta por la disminución gradual” entre los inversores, la que provocó una subida rápida en la volatilidad mundial y un cambio en las opiniones del mercado, desplazándolas en contra de los mercados emergentes. La pregunta ahora es si los cambios futuros por parte del CFMA en la tasa de fondos federales (la tasa a la cual los bancos se otorgan unos a otros préstamos a un día usando sus fondos depositados en la Reserva Federal) tendrán efectos similares, o incluso peores.
Para estrechar cualquier brecha entre las expectativas que tiene la Fed en relación con la economía y aquellas que tiene el público, esta institución publica la opinión de cada miembro del CFMA sobre la gama de los tasas de interés que se deberían esperar durante los próximos años. Un miembro con una evaluación positiva de las perspectivas de crecimiento de la economía de Estados Unidos esperará un aumento en la tasa de fondos federales; un miembro pesimista esperará que la tasa permanezca cerca de cero por un período más largo.
Dos escenarios posibles
Usando la información publicada por la Reserva Federal en marzo, hemos construido dos escenarios: el primero un escenario denominado “despegue” que se basa en las tasas de interés máximas proyectadas, y un segundo llamando “despegue retrasado” que se basa en las mínimas. Para vislumbrar el impacto fuera de EE. UU. que ocurrirá sobre el PIB., los precios al consumidor, las tipos de cambio y las tasas de interés, a continuación aplicamos los escenarios a un total de 36 economías emergentes y avanzadas que en su conjunto representan el 90% de la producción a nivel mundial.
Suponiendo un aumento gradual en la tasa de fondos federales a un nivel del 4% hasta el año 2017, creemos que el crecimiento económico en todas las regiones, excepto en América Latina, se desacelerará en el 2016, y posteriormente se desacelerará aún más en el 2017. La pérdida acumulada en el escenario “despegue” es casi diez veces más grande que cualquier pérdida de producción económica bajo el escenario alternativo “despegue retrasado”, en el cual solamente se hacen cambios mínimos en las tasas durante los próximos dos años.
Nuestra investigación muestra que cualquier ajuste monetario de la Fed va a afectar al resto del mundo, pero en diferentes grados. Aquellos mercados emergentes que se vieron severamente afectados durante el episodio de “rabieta por la disminución gradual” –por ejemplo, Brasil, Indonesia y Turquía– sin lugar a duda van a sufrir. Sin embargo, el mayor impacto negativo ocurrirá en países como Canadá y México, que tienen estrechos vínculos comerciales con la economía de Estados Unidos o en aquellos países que, como por ejemplo Alemania, Japón y Singapur, están profundamente integrados en la economía mundial.
En otras palabras, si bien los mercados emergentes –debido a su dependencia de los flujos de capital que ingresan a estos mercados– estarán en riesgo cuando la política monetaria de Estados Unidos finalmente regrese a la “normalidad”, lo mismo será cierto para las economías avanzadas.