Desde los albores de nuestra independencia, Costa Rica ha gozado del privilegio de ser reconocido internacionalmente como un país ejemplar, cuyos valores democráticos y de paz, lo han convertido en la democracia más antigua y sólida en América Latina.
Muy pocos países pueden orgullosamente ostentar esta imagen y ser capaces de decirle al mundo que somos un país amante de la paz, uno de los más ricos en biodiversidad del planeta, estratégicamente con la mejor ubicación y desarrollo humano para invertir en la región, y un país comprometido con un proceso continuo de exportación de los mejores productos y servicios al mercado internacional.
La opinión pública internacional se refiere a nuestro país como un modelo de democracia para el mundo, resaltando algunos de los hechos más relevantes de nuestra historia: el descubrimiento de Costa Rica en 1502 por Cristóbal Colón; el establecimiento de la educación gratuita y obligatoria en 1869; fue el tercer país en el mundo en abolir la pena de muerte en 1877; se le reconoce mundialmente por la sabia decisión de abolir el ejército en 1949, cambiando las armas por los libros, y por haber liderado el proceso de paz en Centroamérica.
Costa Rica ha logrado ser reconocido como uno de los países más ricos en biodiversidad en el mundo. Todas las áreas silvestres protegidas declaradas por el Estado costarricense, a la fecha, representan más del 25% de la superficie continental nacional, así como el 16,53% de la superficie marina nacional.
A inicios de los años 80, Costa Rica logró impulsar tres grandes proyectos de impacto para el fortalecimiento de la economía: 1) el turismo: reconocidos como pioneros a nivel mundial en la promoción del ecoturismo. Hoy avanzamos en turismo de salud; 2) la atracción de inversión directa: cuyo objetivo principal es la atracción de las empresas de mayor desarrollo tecnológico y crecimiento mundial. Focalizando en sectores de manufactura avanzada, ciencias de la vida, aeronaútica, TI y servicios. Hoy Costa Rica es el cuarto exportador del mundo de tecnología de la información, y 3) el fomento de las exportaciones de productos no tradicionales: con un modelo dinámico y visionario de diversificación de las exportaciones y de nuevos mercados, cuyos esfuerzos, al cabo de 25 años, han convertido a Costa Rica en el segundo mayor exportador per cápita de América Latina, después de Chile. Hoy exportamos más de 4.000 a 145 países.
Proyectar la imagen
Procomer ha impulsado a lo largo de estos últimos años, proyectos de imagen país, aprovechando su red de oficinas comerciales en el exterior.
Algunas iniciativas que resaltan son: el Costa Rica Arena, realizado en Múnich, Alemania en el marco del partido inaugural del Mundial de Futbol; en Chile, con el proyecto Costa Rica Naturalmente Arte con la presencia de más de 70 pinturas patrimonio natural y la combinación de actividades gastronómicas y culturales; en Nueva York, Miami y Los Ángeles con la promoción del sector audiovisual. Esto nos demuestra que tenemos la capacidad y los recursos profesionales para convertir la visión de nuestros sueños en una realidad.
Un gran ejemplo sobre la promoción de Costa Rica en el contexto internacional ha sido el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), donde por más de 15 años, nos ha posicionado en el orbe, como un país “Sin Ingredientes Artificiales”, como un país seguro, con sus bellezas naturales y con gente cálida y educada capaz de poder recibirles con las manos abiertas.
La Marca País es una necesidad del sector comercio internacional, y es un reto para crear una propuesta de valor que logre integrar eficazmente los intereses de promoción de los sectores: turismo, inversión y exportaciones. Y un reto mayor será aunar los esfuerzos y recursos de los sectores publico-privados para la promoción en el exterior de una estrategia orientada para promover la “imagen país” resaltando la nueva marca.
La futura marca país deberá ser inspirada en los valores y atributos más auténticos del ser costarricense y en honor al legado que recibimos de nuestros antepasados. Indudablemente, el país ha vivido procesos de transformación a lo largo de todos estos años y estos valores deben materializarse en una marca o signo distintivo que nos permita promovernos, no por precio, sino por elementos diferenciadores y de alto valor agregado.