En la mente de los consumidores, no es lo mismo pensar en vino espumante que en champagne . Claramente, a este último término se le asocia la calidad, reputación y la forma especial de preparación de la región francesa de la que procede.
Este es un ejemplo de un uso exitoso de las Indicaciones Geográficas o Denominaciones de Origen (IG/DO) como herramienta de diferenciación de un producto. Si bien en nuestro país las IG/DO se utilizan primordialmente con productos extranjeros, las de distintas zonas de Costa Rica comienzan a desarrollarse y a tomar importancia.
Luego de un proceso que se prolongó por más de una década, Costa Rica suma el queso de Santa Cruz de Turrialba a la lista de productos con una denominación de origen específica, convirtiéndose en el primer producto lácteo en Centroamérica con una designación de este tipo.
Con la denominación de origen, los productores de la zona de Santa Cruz de Turrialba serán los únicos que podrán elaborar este tipo de queso. Con ello, podrán aumentar su ventaja competitiva y tendrán una herramienta para evitar la comercialización de imitaciones de queso Turrialba –a menor precio y calidad–, que podrían poner en riesgo su reputación, su calidad o sabor.
Mayor desarrollo
Sería de esperar que, en el futuro cercano, este valor agregado se traduzca en un mayor desarrollo para la zona de Santa Cruz de Turrialba.
Por ejemplo, en Chile, al aprobarse la designación de origen del limón de Pica (cultivado en una región al norte), su precio pasó a ser casi el doble en relación con el limón tradicional. Este limón se caracteriza por tamaño pequeño, cáscara muy delgada, aroma y peculiar sabor. Además, la certificación de que proviene de esa localidad le asegura al consumidor que está adquiriendo el producto que busca.
Muchos productores costarricenses se podrían beneficiar con la inscripción de más IG/DO, por lo que estas deberían ser impulsadas por municipalidades y organizaciones locales. Los esfuerzos que se hagan en esta dirección podrían ayudar a potenciar comercialmente los productos especiales que se han desarrollado en las diferentes zonas del país.
Además de incentivar la innovación y el emprendimiento, se aseguraría que ciertos procesos que son tradicionales o característicos de un determinado lugar se mantengan dentro de este, pudiendo incluso brindar un interés turístico impulsando el desarrollo rural y de toda la comunidad.