Con el inicio de la segunda década del siglo XXI, la industria de la hospitalidad ha alcanzado un tamaño significativo a nivel de inversión en su planta hotelera, situación que ha ocurrido con mucho dinamismo en Centroamérica y Panamá, destinos cuyos usuarios se han caracterizado por exigir mayor calidad en el servicio, en la infraestructura, en las tecnologías, en facilidades, precios competitivos, respecto al ambiente y buenas prácticas en general.
Dichas exigencias ponen en evidencia la aparición de un usuario mucho más educado, preocupado por la naturaleza, el cambio climático, la humanidad y la sostenibilidad.
Este perfil de cliente ha traído consigo un cambio en el sector el cual se ha visto en la necesidad de mejorar las competencias de sus colaboradores, a buscar y desarrollar talento humano con un perfil superior.
Ya no basta que el personal conozca sus funciones a nivel general, sino también a que domine las técnicas de administración y control de operaciones, las técnicas culinarias a quienes les corresponden, la gestión de habitaciones, el servicio con calidad y buen trato, con vocación y pasión, preocupado por su constante actualización técnica y profesional.
Lo anterior plantea una serie de retos a la industria turística como lo son mejorar las competencias de sus colaboradores con actitud y aptitud, una fórmula necesaria, a desarrollar y buscar profesionales con formación específica en administración hotelera, administración de alimentos y bebidas y en gestión de destinos.
No basta una experiencia empírica de los colaboradores, es necesaria la profesionalización del colaborador, ya que la competencia de al lado o la del país vecino buscará este tipo de talento humano pues también compite por el mismo mercado meta.
Alta capacitación
Por lo indicado anteriormente, es esencial el nivel académico y docente para que los estudiantes que cursan carreras vinculadas con la industria turística logren no solo una formación satisfactoria con conocimientos y técnicas actuales en Administración Hotelera, en Administración de Alimentos y Bebidas y en Gestión de Turismo Ecológico, sino una inserción exitosa en el mundo laboral.
El desarrollo de un capital humano del más alto nivel debe ser el eje central de los esfuerzos de la academia a fin de lograr la sostenibilidad competitiva de Costa Rica como destino turístico, para que los pequeños y medianos hoteles, que son aproximadamente el 95% de la plaza actualmente en operación, tengan acceso a un recurso competitivo que les permita ser más sostenibles, competitivos, rentables, protejan el ambiente mediante buenas prácticas hoteleras y mejoren la calidad de vida de quienes habitan alrededor de estos proyectos enclavadas a lo largo y ancho de Costa Rica.
En momentos en que el resto de los países de la región apuestan con seriedad y profundidad en el desarrollo de sus condiciones como destinos turísticos y para quienes Costa Rica es su principal competidor a alcanzar y superar, es nuestro deber como país tomar la batuta del liderazgo e impulsar una diferenciación basada en la calidad de nuestro talento humano como un aliado estratégico de nuestra biodiversidad, que le ha dado mundialmente el mayor nivel a Costa Rica como destino turístico.