El sector agropecuario abarca la producción, industrialización y comercialización de productos derivados de la actividad agrícola, ganadera, pesquera y acuícola. Su importancia trasciende la dimensión económica, pues desempeña un papel fundamental en la lucha con la pobreza, la generación de empleos, la preservación de la estabilidad social y ambiental. Además, promueve el desarrollo rural.
El modelo económico implementado a partir de la década de los 80, se encargó de beneficiar y otorgar abusivos incentivos a las empresas exportadoras, lo cual provocó un aislamiento y desmantelamiento del sector agropecuario.
Actualmente, al productor se le acusa de ser poco competitivo, de recibir subsidios y de utilizar de manera inadecuada los recursos naturales. Lo poco competitivo son las políticas agropecuarias que en los últimos 30 años socavaron las bases de la soberanía agroalimentaria costarricense.
El desmantelamiento de las instituciones públicas agropecuarias causó la disminución de rentabilidad de los negocios, el poco acceso a crédito para la producción y la falta de recursos para la investigación.
Los países desarrollados valoran la agricultura como un activo estratégico, brindan subsidios reales a los procesos productivos de alimentos y exoneran a los productores del impuesto por uso de la tierra.
Existe una relación entre la justicia tributaria por el uso de la tierra destinada a usos agropecuarios y su rentabilidad. Debemos evitar que nuestros productores pierdan sus tierras por no tener cómo pagar sus impuestos.
La preservación del uso del suelo agropecuario es un principio de una auténtica política agroalimentaria costarricense.