La revolución social mediante las redes sociales, la economía digital y la colaborativa son esquemas de gestión empresarial que llegaron para quedarse. La integración de todas, conforma una plataforma que evolucionó los ecosistemas de los negocios.
Estos cambios en las relaciones comerciales sumado al cambio climático, ofrecen una ocasión para la creación de emprendimientos de alto impacto y climáticamente inteligentes.
El sistema de trabajo con base en la cooperación entre empresas competidoras no es nuevo, pero su intensidad y frecuencia en la práctica sí. La industria automotriz lo viene realizando (PSA Peugeot Citroën y Toyota, Volkswagen y Suzuki), de igual manera la industria de software (Microsoft, Apple y Xerox), donde crean y comparten las mejoras en los sistemas y productos, y luego compiten por secciones más grandes del mercado.
Un ejemplo local es el desarrollo del NAMA Café-Costa Rica, proyecto para la transformación en la producción cafetalera hacia un café bajo en emisiones donde los beneficios que son rivales entre sí por un mercado de café, “coopiten” compartiendo sus experiencias, procesos e ideas para reducir el consumo de agua, uso de fertilizantes y emisiones. Todo esto con el objetivo de conseguir nuevos nichos de mercado internacional, dispuestos a consumir un café de alta calidad, pero a su vez con un impacto reducido en el medio ambiente. Lograr este objetivo de la forma tradicional significaría incurrir en altos costos y restar competitividad a nivel mundial. Es aquí donde la “coopetencia” ofrece una oportunidad para sobrellevar los retos actuales de manera innovadora.
Incurrir en la coopetencia pudiera pasar de ser una simple estrategia de “oportunidad” a una buena práctica empresarial, que permita emprender negocios innovadores en mercados mundiales altamente dinámicos, como se dan hoy.
NOTA: El autor es consultor e investigador de INCAE/CLADS