En los últimos 20 años, Costa Rica ha alcanzado un importante crecimiento económico a través la diversificación y calidad de sus exportaciones, y la atracción de inversión extranjera directa, especialmente en tecnología alta y media.
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A pesar de este éxito relativo, este dinamismo no se ha traducido con la misma intensidad, en el escalamiento del aparato productivo doméstico en actividades innovadoras de mayor valor.
Aun cuando gozamos de un amplio marco normativo e institucional, que implica más de 100 programas de apoyo a la pyme, no hemos alcanzado una transformación estructural del aparato productivo interno.
La realidad de nuestro ecosistema institucional de innovación y apoyo empresarial muestra un cúmulo de esfuerzos aislados, procesos de ejecución entrabados y poco efectividad en la coordinación con el sector privado.
Hoy tenemos todo un andamiaje confuso y engorroso, duplicando esfuerzos y atendiendo las mismas fases del ciclo de vida de las unidades productivas, sin lograr un impacto sustancial en los emprendimientos innovadores y con altas posibilidades de propulsar el motor interno.
Por lo anterior el Ministerio de Economía, Industria y Comercio pierde capacidad para ejecutar sus obligaciones al competir por recursos de apoyo a la pyme, pues hoy se encuentran bajo competencia de otras instituciones.
Lo mismo sucede con el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones, al Ministerio de Agricultura y Ganadería, y al Ministerio de comercio Exterior (Comex) junto a Procomer.
En medio de este escenario se ha propuesto crear una agencia de fomento productivo, innovación y valor agregado, como un ente público de carácter no estatal, que busca fusionar los programas existentes y trasladar recursos para que funcionen articuladamente, donde convergen además la académica y los sectores productivos.
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La OCDE ha señalado que este es un esfuerzo que debe continuar agregando que esta iniciativa “centralizará los fondos y funciones actualmente dispersos en varios organismos, para facilitar la creación de empresas y promover la innovación”. (OCDE, Economic Surveys Costa Rica 2016).
En la misma dirección, el Instituto Coreano de Desarrollo, a través de su Programa de Intercambio de Conocimientos, ha recomendado en un estudio sobre el fortalecimiento de las instituciones y mecanismos de apoyo para fomentar la innovación en Costa Rica, que “una institucionalidad coordinada mejoraría enormemente la conexión entre las políticas de innovación y los programas de implementación, y además fortalecería el encadenamiento entre la inversión extranjera y las empresas nacionales”.
Queda debiendo dentro de la propuesta de la agencia, establecer mecanismos claros para impulsar a las startups y las empresas basadas en tecnología nacionales. En el país no existen políticas ni programas para este tipo de emprendimientos, pero si la agencia desea impulsar la innovación debería contemplar estas herramientas, diferenciándolas de las existentes .
Hoy que buscamos dar el salto para convertirnos en una economía basada en la sofisticación e innovación, al tiempo que trabajamos para alinear nuestras prácticas y políticas con las mejores de la OCDE, avanzar en la materialización de un ecosistema de innovación , representa sin duda un paso en la dirección correcta.