Costa Rica es un país en urgente necesidad de obras de infraestructura. En la posición económica actual, sin Alianzas Público-Privadas (APP), Costa Rica no puede mejorar su infraestructura ni subir su nivel de competitividad.
El nivel de competitividad del país está ligado a su nivel de infraestructura. Para que un país sea competitivo, debe ofrecer infraestructura óptima para que tanto inversionistas extranjeros como nacionales tengan mayores facilidades para desarrollar sus actividades.
Según el Informe de Competitividad de Foro Económico Mundial 2012-2013, Costa Rica ocupa el lugar 57 de 144 naciones evaluadas alrededor del mundo, presentando grandes retos con respecto a la infraestructura vial, entre otros. El tema de infraestructura se encuentra evaluado como un pilar de requerimientos básicos. En ese apartado, Costa Rica obtuvo un puntaje de 3,8 de 7 y sobre el mismo tema en el ranking general obtuvo el puesto 74 de 144, pero, con respecto al factor evaluado dentro de este pilar “Calidad de Carreteras”, Costa Rica obtuvo el puesto 131 de 144 y en el de “Infraestructura Portuaria”, el 140 de 144. La infraestructura es el segundo factor más problemático para la realización de negocios en el país, solo adelante del problema de la burocracia estatal.
La infraestructura es vital tanto para poder atraer inversión que cree fuentes trabajo y deje ganancias al país como para atender las necesidades de quienes habitamos en Costa Rica. En el 2011, la Inversión Extranjera Directa representó un 5,8 % del PIB. Por lo tanto, si queremos que Costa Rica continúe siendo un foco de atracción para la inversión, es necesario que el país responda a las necesidades de dichos inversionistas y ser competitivos.
No hay que ser un experto para notar que el Gobierno no puede responder a las necesidades actuales de un sistema de rutas nacionales, prueba de ello son los puentes temporales que terminan siendo cuasi-permanentes en nuestras rutas. Como país estamos quedando debiendo, no solo a nosotros mismos como habitantes, sino a la inversión que necesita de mejores herramientas (como una red vial decente) para poder desarrollar sus actividades. El país necesita mejorar infraestructura en temas portuarios (por ejemplo, en la ampliación del Puerto Moín), de diseño y ampliación de la vía a Caldera, de diseño de un nuevo aeropuerto, de diseño de nueva red ferroviaria (carga y pasajeros) y de reestructuración de la red vial.
Esta carencia en Costa Rica, está ligada a la falta de presupuesto y a la falta de una agenda clara. Como indicó Eduardo Jenkins Dobles: “Nuestro país es muy lento para hacer las cosas, casi todos nuestros problemas se deben a la falta de planificación”. Es decir, a sabiendas de las necesidades de mejorar la capacidad estructural, nuestro país sigue sin darle una posición prioritaria a solventar el problema. Ahora, esto no es necesariamente culpa del Gobierno, sino que tal vez todos los costarricenses tenemos algo de culpa, ya que en muchas ocasiones no lo dejamos actuar.
El Gobierno no tiene recursos propios para hacer frente a la necesidad de construir mejor infraestructura. El Ministerio de Hacienda ha sido claro en explicar que no puede destinar mayor presupuesto a obras de infraestructura, y es evidente que el presupuesto actual solo da para comprar puentes de emergencia. Es entendible que no quiera endeudarse más para poder construir la infraestructura que sea necesaria. Así las cosas, la única opción que nos queda es pedirle ayuda al sector privado mediante la ejecución de APP.
Sociedad para ganar
Las APP son la interacción corresponsable de las instituciones públicas y las organizaciones privadas para la generación de valor que responda a las prioridades y a la estrategia de desarrollo sostenible del país. Es decir, es una sociedad en la que el Gobierno y el sector privado son socios en un proyecto que pretende crear una mejoría para ambas partes, una situación donde ambos ganan y donde ambos se reparten riesgos. Y para que ello suceda es necesario aceptar que la empresa privada que vaya a llevar a cabo el proyecto tenga una ganancia, y esa ganancia puede devenir del cobro de peajes o tarifas o del alquiler que pague el mismo gobierno.
Ahora, ¿por qué la falta de infraestructura no es solo culpa del Gobierno? Porque nosotros como costarricenses hemos permitido que se satanice la figura de tales alianzas. En Costa Rica, la palabra “concesión” se ha vuelto en una palabra que levanta roncha cuando, en verdad, es una de las muchas opciones de alianzas que puede solucionar el problema. Recientemente, ha habido quejas de las concesiones de obras públicas existentes que, aunque no sean perfectas, han mejorado la calidad de la infraestructura.
Según un Informe de la Secretaría Técnica Consejo Nacional de Concesiones, de febrero de 2011, utilizando la ruta 27 se ahorra en promedio cuatro litros de combustible. ¿Y cuánto se ahorra en tiempo? Aun así, este proyecto ha sido fuertemente criticado. Muchos dirán que la forma en que se ejecutó ese proyecto no fue la mejor, pero es parte de un proyecto de mejora y aprendizaje; países que han logrado mejorar su infraestructura no nacieron aprendidos, sino que fueron mejorando conforme fueron realizando proyectos. Claramente, otros cambios de índole legal serán necesarios, pero más importante es que reconozcamos que el Gobierno no puede solucionar este problema solo.
Es cierto que no todo proyecto de infraestructura puede solucionarse con una alianza y no todo proyecto debe ser una concesión, pero sí es posible que el Gobierno analice una lista de proyectos urgentes para determinar si sería posible trabajar con un socio privado que, a cambio de una ganancia, pueda tanto llevar a cabo el proyecto de infraestructura y además hacer una ganancia justa por su labor. De la mano de este análisis, debe ir un proyecto paralelo de fortalecimiento del Consejo Nacional de Concesiones o de algún ente especializado creado para planear, ejecutar y regular tales alianzas. De esa forma, con este ente se podrán preparar carteles competitivos y que incluyan todo lo necesario para sacar a licitación los proyectos importantes y para que se pueda asesorar a las instituciones públicas con necesidad de desarrollar infraestructura mediante alianzas.
Las APP son la solución más viable para la gran necesidad de mejorar la infraestructura de Costa Rica y para mantener al país como un lugar atractivo para la inversión. Aunque el modelo actual de alianzas no es el mejor, con ayuda de los sectores públicos y privados es posible crear una lista de proyectos urgentes susceptibles de ejecución mediante este tipo de alianzas.
Será necesario que los costarricenses conozcamos qué son las APP y cómo nos benefician antes de oponernos a esta idea.