Bajar el costo de la electricidad en Costa Rica no solo es posible, sino también necesario, e incluso, obligatorio.
El modelo actual necesita cambios, que de no ser atendidos con prontitud, afectarán gravemente el desarrollo del país, la capacidad de ayudar al bienestar de los ciudadanos y la competitividad de sus sectores productivos, limitando así la generación de nuevos empleos.
La Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep), desde hace varios lustros impulsa una reforma en el sector eléctrico que debe estar centrada en el usuario, y no una tecnología en particular, una ideología o una institución.
Esa es la posición que ha llevado el sector empresarial a las Mesas de Diálogo sobre Electricidad convocadas por el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae). No obstante, esta iniciativa preestableció capítulos de título muy definidos que podrían impedir una verdadera discusión de aspectos medulares para abordar una planificación energética a largo plazo.
Reconocemos los avances logrados en energías limpias, como la eólica, y el impulso que se está dando en la solar.
Sin embargo, eso no ha evitado que empresas costarricenses y extranjeras hayan decidido trasladar sus operaciones, o parte de ellas, a otros países en busca de precios más competitivos.
El principal desafío que hoy afronta el desarrollo del país en el ámbito del sector eléctrico es el de asegurar al usuario un abastecimiento a tarifas competitivas, con un modelo sostenible. Para ello se requiere una apertura y diversificación de la matriz energética bien diseñada que proporcione abastecimiento, calidad y precio.