La joven María Fernanda Blanco Mora empezó a finales del año anterior su emprendimiento Kipenzi Cookies, que vende galletas para perro hechas de mantequilla de maní, avena y perejil, con varias metas personales en mente.
Desde viajar a África para participar en proyectos sociales hasta concluir sus estudios.
Lo primero nació cuando escuchó los relatos de su mamá Marcela de su viaje a Sudáfrica (para el Mundial de fútbol) en 2010 y de sus visitas a tribus en Kenia, como la de los masái.
“Llegó contando mil historias y con un montón de artesanía”, recordó la joven de 16 años, quien cursa undécimo año en el Colegio Británico. “Yo desde chiquitita he crecido con la casa llena de adornos africanos y con fotos e historias. Entonces desde hace rato es mi sueño ir a ayudar”.
Este año, Blanco cumplirá su anhelo de ir a Tanzania y los fondos que requiere para hacer el viaje (alrededor de $6.000) los está obteniendo de un emprendimiento creado por ella.
Junto con doña Marcela, María Fernanda creó las galletas luego de investigar mucho, de realizar varias pruebas y de verificar si eran del agrado de los animales, para lo cual recurrieron a perros de amigos y de vecinos.
Las galletas tienen fibra, proteína y vitaminas y, gracias al perejil, refrescan el aliento del perro. Las comercializa en empaques de 14 unidades, a ¢3.000.
La joven ha vendido su producto en ferias, a personas que la contactan a través de Facebook y a su familia y amigos.
Precisamente, este sábado 18 y domingo 19 de marzo se unirá a varios emprendedores en la feria El Mercadito de Verano, que se realizará en City Place (en Santa Ana) a partir de las 10:30 a.m.
El dinero que Blanco recaudará le permitirá impartir por tres semanas clases de inglés y matemáticas a niños de primaria. Además, podrá visitar orfanatos y pintar casas durante junio y julio de este año.
Estas actividades de voluntariado forman parte del programa Global Leadership Adventures.
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Blanco asegura que le gustaría seguir con su emprendimiento mientras continúa cursando sus estudios de bachillerato internacional.
Otra de sus metas es estudiar la carrera de marketing con psicología en Inglaterra.
Por el momento, se encuentra aprendiendo frases básicas en swahili, lengua que se habla en Tanzania, para llegar preparada e interactuar más fluidamente con los pobladores.
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Igualmente, a raíz de su negocio, se intensificó su deseo de tener un perro. Desde hace un mes tiene a Zuri, de raza shih tzu, que también es uno de los consumidores de las galletas.
“Siempre había querido un perro y como nos empezamos a involucrar en el mundo de las galletas de perro fui, poco a poco, convenciendo a mi mamá”, relató la emprendedora.