En el 2010, un alto funcionario de Intel de México advirtió que el 2014 sería un año clave para la operación de la planta de la compañía en suelo tico.
Se trataba de una conversación informal en un almuerzo de líderes del mundo digital en suelo azteca. En la mesa estaba Alexander Mora en su cargo de presidente de la Cámara de Tecnologías de la Información y Comunicación (Camtic).
Por ello, este empresario, que asumirá la dirección del Ministerio de Comercio Exterior en mayo, no le tomó por sorpresa que EF le pidiera, cuatro años después, su opinión sobre el cierre de la planta de ensamble y prueba de chips para PC y servidores que Intel operaba en Costa Rica desde hace 17 años.
Y es que aquel presagio del ejecutivo de Intel México tomó forma el pasado 5 de abril, cuando empezó a circular la noticia de que Intel trasladará la operación de Costa Rica a Asia, mediante una nota con fuentes bien informadas en el diario La Nación .
Tres días después, el pasado 8 de abril, la gigante tecnológica emitió un comunicado de prensa. Era oficial: destino de la producción nacional serían las plantas de Malasia y Vietnam.
“Comenzamos a hacer el análisis de competitividad de costos el año pasado. Hace un mes terminamos el análisis. La recomendación se hizo, pero ninguna decisión es final hasta que el CEO y la Junta de Directores la aprueban. Esa decisión se tomó con la Presidenta anoche (la noche del lunes 7 de abril)”, dijo Mike Forrest, gerente de Intel.
La operación tica era la única de las siete plantas de ensamble y prueba de chips que estaba fuera del territorio asiático. La consolidación de las operaciones y la reducción de costos (como el de logística) adquirieron peso.
Empero, el calvario para el Gobierno y la Coalición de Iniciativas de Desarrollo (Cince) arrancó en el último trimestre del 2013. Así lo contaron Gabriela Llobet y José Rossi, directora y presidente de Cinde, respectivamente, a este semanario.
Intel venía dando señales de cambios internos que generaron alertas de tono rosado. Por ejemplo, un plan para consolidar sus plantas de manufactura, anuncios de cierres de operaciones y recortes de personal.
“Desde la llegada del nuevo CEO, Brian Krzanich, (en mayo del 2013) empezamos a ver comunicados internacionales que hablaban de redefinición de la estrategias, cierres en otros lados”, dijo José Rossi.
“Entonces empezamos a tener conversaciones (con Intel). Y conforme fue avanzando el proceso hubo bastantes conversaciones. Algunas de orden local, algunas con participación de la sede corporativa. Viajamos varias veces. La ministra de Comercio Exterior (Anabel González), Gabriela Llobet y yo tuvimos reuniones con distintas gentes de muy alto nivel de la empresa”, añadió.
A estos esfuerzos se unió el expresidente José María Figueres, cuya administración logró que Intel se decidiera por Costa Rica. Su exministro de Comercio Exterior lo llamó para que hiciera “alguna gestión” con conocidos del exmandatario en la junta directiva de la corporación.
“Me replegué a la estrategia del Gobierno”, respondió el exmandatario cuando se le consultó sobre el tema.
No fue negociable
En 1997, la PC era el centro de los exhibidores de las tiendas de tecnología y el sello Intel dominaba en los cerebros de estas máquinas. “En aquel momento, ellos (Intel) necesitaban una planta de ensamble y prueba en este lado del mundo porque una parte importante de sus suplidores y fabricantes –como Dell, Hewlett-Packard (HP) y Compaq (antes de fusionarse con HP)– estaban en Estados Unidos”, dijo José Rossi.
Empero, con el lanzamiento del iPhone en el 2007 (una década después de la llega de Intel al país) llegó la era de los dispositivos móviles. Con ello, las ventas de PC empezaron a decrecer, con el agravante de que la empresa californiana no entró al mercado de los chips para móviles a tiempo.
Hoy el panorama es otro. En el informe anual a los inversionistas del 20013 , la empresa reportó una reducción del 13% en su ingreso neto (de $11.000 millones a $9.600 millones), mientras sus ganancias por acción bajaron otro 11% con respecto al 2012.
Esto explica el cambio de la estrategia de Intel que mira al Internet de los objetos como su potencial negocio, reducir costos y aprovechar economías de escala.
Por ello, la puerta de negociación nunca se abrió a la delegación tica. “Esto no llegó a ser una negociación, porque una negociación se da cuando ambas partes identifican que hay un campo de aproximación”, contó Rossi, quien destacó que Intel no pidió “ningún tipo de condiciones”.
Por su parte, Llobet explicó que la delegación nacional creó “diferentes escenarios y alternativas” para atender posibles necesidades de Intel e “ir en contra” de la estrategia.
De esta manera, se “sondeó, más que llegar a ofrecer”, si un replanteamiento del costo de la energía mejoraría las condiciones para hacer la diferencia.
“Hay una realidad. Las empresas no comparten la información interna; entonces, se convirtió en nosotros aportando cosas. No necesariamente ofreciendo, sino sondeando y construyendo escenarios”, detalló.
“Y ellos (Intel) nos fueron revelando cada vez más información para hacernos caer en la cruda realidad de que estábamos ante un escenario de aproximación”, contó la funcionaria.
Rossi interumpió la conversación para destacar que nunca tuvieron la certeza de la decisión hasta el final. “Creo que ya en el mes de marzo estábamos viendo ese escenario. Y cuando pidieron esa reunión (la conferencia telefónica con la presidenta Laura Chinchilla), pues ya estábamos preparados para la mala noticia que efectivamente vino”, contó.
“Un país ideal, con costos de energía supereficientes y con todos los temas de infraestructura resueltos, no hubiera hecho la diferencia”, aseguró Rossi.