Como decía Tony Camargo, yo no olvido al año viejo. Cómo sacar de la memoria la compra de WhatsApp por parte de Facebook; la adquisición de los teléfonos móviles de Nokia por parte de Microsoft, y la llegada de la sonda Rosetta al cometa 67P.
No obstante, para quien escribe, la historia del año fue el culebrón a lo ménage à trois montado entre Sony, Corea del Norte y los Estados Unidos. Digo esto por las implicaciones que ha tenido en las relaciones políticas internacionales y no por el nuevo ciberataque a la empresa.
Literalmente sacado de un guión de Hollywood, todo empezó cuando Sony Pictures anunció que exhibiría la película La Entrevista , cuya trama es un complot para asesinar al líder norcoreano, Kim Jong-un. Las autoridades de Corea del Norte pegaron el grito al cielo y dijeron que tomarían represalias contra los que habían osado caricaturizar a su sacrosanto y divino líder supremo.
La empresa recibió un furibundo ataque de hacking que dejó sus servidores inoperantes. Poco después, el FBI dijo que el responsable era Corea del Norte, y el presidente Barack Obama anunció que tomarían medidas "de forma proporcionada".
No paso mucho tiempo para que el megaelitista servicio de Internet norcoreano estuviera caído por varios días, y el olor de la pólvora apuntaba hacia el Tío Sam.
Este ataque ha dejado claro algo que ya veníamos advirtiendo desde hace mucho tiempo: las nuevas guerras se están peleando en el mundo digital. Ahí, se da una serie de alianzas por debajo de la mesa que no deja claro quién es el que pulsa las teclas.
El guión y la trama de esta película de intrigas, alianzas, traiciones, espías, ataques, venganzas, robos y revelaciones de secretos, está apenas en le primera etapa de una saga que veremos en la megapantalla de la realidad.