Los sistemas educativos preparan a los futuros ciudadanos para atender las necesidades del modelo de desarrollo económico-social y cultural del país, adoptando las políticas, las estructuras organizativas, los programas y métodos coherentes con dicho modelo.
Los componentes actuales del sistema educativo nacional se consolidaron en el siglo XX bajo el modelo de producción industrial, con predominio agrícola y manufactura mecanizada.
Ahora, en el siglo XXI, transitamos exitosamente de una economía industrial a una digital, con predominio de los servicios y una manufactura apoyada con tecnología de información y comunicaciones, transición que le plantea nuevas demandas al sistema educativo.
Según el quinto informe del Estado de la Educación recientemente presentado, se requiere el talento que explora y aplica el conocimiento, con capacidades de comunicación, de conectarse con otros, de trabajar en equipos, con habilidades para usar tecnología y un segundo idioma en sus labores.
Se requiere formar para la creatividad y la innovación, el pensamiento crítico, la solución de problemas y la toma de decisiones; formar las habilidades de comunicación y colaboración; potenciar una ciudadanía responsable que conjugue armoniosamente su carrera con su vida; que su productividad personal se habilite con el uso de herramientas básicas y especializadas de tecnología de información y comunicaciones modernas.
Es un tremendo desafío contar con educadores, estructuras y métodos que puedan formar ese talento. Especial cuidado debe ponerse al nivel preescolar pues es la edad en que se forman las actitudes y mejor se aprenden los idiomas. La estrategia debe aprovechar las capacidades que brindan las tecnologías de información y comunicaciones modernas para recrear los métodos y roles de docentes y estudiantes en las aulas.