Los resultados de los sistemas educativos nacionales se muestran evidentes en el muy largo plazo. Los países que han logrado exitosas reformas han planificado su desarrollo por períodos de hasta veinte años.
Utilizando las más variadas estrategias para su ejecución, gobiernos sucesivos han empujado los proyectos en una misma dirección. Países como Finlandia ilustran la necesidad de una estrategia culturalmente nativa, a largo plazo, con proyectos efectivos de corto y mediano plazo que se van encadenando, produciendo resultados que crean las bases para los períodos sucesivos.
Aun cuando la educación está consolidada como una prioridad de política pública –con fuertes inversiones de recursos financieros y humanos– el Quinto Informe del Estado de la Educación muestra que el sistema educativo costarricense evoluciona muy lentamente, “de manera inercial”, sin obtener cambios importantes en la organización, el funcionamiento, ni en resultados hacia una educación relevante.
El Informe es muy claro en presentarnos lo que se ha avanzado, cuáles son las aspiraciones y desafíos nacionales en educación, el desempeño y las oportunidades perdidas, así como los aciertos.
Ahora queda formular una visión de desarrollo articulado desde la educación preescolar hasta la universitaria, con una estrategia nacional para materializarla en gobiernos sucesivos, con la ejecución de proyectos en un horizonte de muy largo plazo.
La educación preescolar del país presenta en el informe características propicias para iniciar todo el proceso de mejoramiento en organización, funcionamiento y calidad de procesos y resultados, como una base para reformar sucesivamente todo el sistema –la primaria, secundaria y universitaria– en un horizonte de varios años, con una estrategia consistente, integrada y continuada por todos los administraciones.