Brasil tenía a Neymar. Argentina a Messi. Alemania a un equipo.

Brasil presentaba un sueño, Argentina cantaba descalificando a su rival, Alemania entrenaba en silencio

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Y se terminó el Mundial y con él se fueron momentos de tensión y alegría, mas también mucho en que inspirarse. Hoy presento tres lecciones y tres ejemplos.

La afición argentina inicialmente desconfiaba de su técnico y de su selección. A Messi lo han encasillado con una misión: tiene que ser el sucesor de Maradona llevando a la selección a campeonizar por tercera vez--una posición que el jugadodr ni quiere ni reclama, a diferencia por ejemplo de Cristiano R. La hinchada argentina se enfocó en hacer sentir mal a la afición brasileña, en vez de enfocarse en alentar a su propia selección: “Brasil, decime que se siente, tener en casa a tu papá” cantaban los hinchas argentinos por todo Brasil. Al final, la selección que iba pasando de arrastrado de vuelta en vuelta, por lo general con diferencia de un gol, quedó de subcampeona. Una vez mas, Alemania la hizo llorar. Messi anotó 4 de los 8 goles de Argentina en 6 juegos y fue parte de un quinto. Y sin embargo, muchos se voltearon contra Lio Messi, a pesar de sus estadísticas, en vez de pensar en que perder la Copa fue producto de un proceso y de un equipo, de destacados jugadores por cierto, no solamente del 10 argentino.

Brasil presentaba la Copa Mundo soñada, por las características de su idiosincracia, por su pasión y habilidad con el fútbol, por ser el Penta que jugaba en casa, ganaría en casa y millones de brasileños celebrarían, bailarían y cantarían con su inigualable estilo. Un equipo que era toda ilusión, con un Neymar cuya ambición y sueño es "traer alegría". Un equipo cuyo éxito estaba cifrado en Neymar. Y a Neymar lo lesionaron y con ello hirieron de muerte al equipo, en corazón y mente. 7 a 1 les ganó Alemania. Y la "canarinha" a quedarse en casa, viendo a otros disputar la Copa. Una afición desolada, perdió la alegría y la ilusión. Las lágrimas se transformaron en apoyo para el contendor de quienes les humillaban, la afición brasileña olvidó el 7 a 1 y se puso del lado de Alemania. Su consuelo fue que si no eran ellos, que no fuese Argentina, la del cantito provocador. Alemania se coronó campeón y devolvieron: "Pelé tiene mas copas que usted" usando la misma canción argentina (Pelé jugó en 3 Copas, la Argentina ha ganado 2). O cantando el "No llores por mi Argentina".

Alemania padeció fracasos de diferente índole, durante varios años, en diferentes Copas, incluyendo en casa. Bien lo dijo el técnico alemán, Joachim Löw, después ganarle 7 a 1 a Brasil. "Tras perder la semifinal contra Italia en 2006, sabemos como se sienten Brasil, los jugadores y Scolari, así que tenemos que ser modestos y humildes y tomar el siguiente paso.” Ese hombre hermético, el asistente de la estrella Klinsman en el 2006, meticulosamente, gradualmente, a través de los años, fue componiendo el rompecabezas que hace este equipo, cambiando las raíces y modificando la estructura del mismo. Die Mannschaft , el equipo, es un equipo de superestrellas, pero ninguna es LA superestrella. Es un equipo que no depende de nadie, ni psicológica ni físicamente, no hay ningún mago y a la vez todos son magos. Se creó una ética de equipo en la que todos respetan a todos, todos le dan espacio a todos y ninguno piensa en individualismo. Pragmatismo, ambición, pasión, entrega de equipo, aprendizaje en constante evolución, desarrollaron un método y un estilo, donde cada quien tiene su lugar. Y así fue en su octava final, ganaron su cuarta Copa, anotó el gol en el minuto 113, Mario Götze, el jugador del Bayern Munich, el hombre que entró de repuesto y cuya única instrucción fue “demuestra que eres mejor que Messi”.

Con estos tres ejemplos resumo tres lecciones:

  1. Hay que vivir en el presente, esforzarse en mantenerse vigente, competitivo, actualizado, aprendiendo de los éxitos y los fracasos que sin duda siempre aparecerán. La cima no tiene renovación automática. Hay que lucharla, hay que “pulsearla”. Ni las personas, ni las empresas, ni los equipos, ni los países, ni las instituciones pueden vivir de glorias pasadas.
  2. Enfocarse en uno mismo, no en descalificar al otro. Si se pierde tiempo en descalificar al otro, rara vez ello será el origen de un éxito propio. Trae distracción y desperdicio de esfuerzos y energías.
  3. Construir un equipo, independiente del número de estrellas que se tenga. Con ello decir que hay que minimizar los “egos” y maximizar la colaboración. Las estrellas, por lo general, buscan únicamente su propio brillo, quienes cooperan y colaboran, buscan brillar como un equipo.