El "dios" con pies de barro

La historia de resurrección que no era tal, un final decepcionante a una historia irresistible

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En estas últimas semanas ha habido un consecutivo de descubrimientos lamentables sobre el ex-campeón ciclístico Lance Amstrong. Pocas personas han llegado a tener el grado de “endiosamiento” que tuvo Amstrong.

En resumen: un gran atleta, carismático y bien parecido, se le descubrió un cáncer testicular en 1996, el cáncer se le multiplicó y después de quimioterapia y una operación del cerebro, lo sobrevivió y el 1997 se le declaró en remisión, regresó a la competencia y ganó el Tour de France 7 años consecutivos a partir del 1999, al igual que 22 etapas individuales. Un súper hombre que recuperaba su físico a niveles de exigencia a los que muy poca gente podría. Tenía un sinfín de contratos de patrocinio y a su vez, a través de su Fundación Armstrong recaudó millones de dólares para la investigación del cáncer. En fin, un campeón en toda la dimensión de la palabra. Armstrong era un icono deportivo, de superación, de altruismo, de autenticidad y de muchas otras cosas mas. Al igual que pasa con muchas “ídolos” entronizados por el fervor popular, o familiar o corporativo, poco se le cuestionaba, aunque los rumores rondaban desde hace años. La visibilidad de la Fundación Livestrong combinada con su carisma personal y su historia de resurrección, hacían que se volviera irresistible “tragar entero” su propuesta de personaje público. Ya no eran tiras cómicas ni películas, Lance Armstrong era un Superman de carne y hueso.

La leyenda de Lance Armstrong era demasiado bonita para ser verdad. Ha sido la agencia anti-dopaje de Estados Unidos la encargada de la demolición. Se le acusa de usar complejísimas fórmulas de dopaje para lograr el desempeño óptimo. Igualmente sus propios compañeros de equipo le han acusado de forzarles a consumir dichas sustancias para mantener los niveles, hay 10 dispuestos a declarar en su contra y otras tantas personas que fueron testigos de algo. No había tal Superman. Había un súper estratega de imagen pública unido a un genio químico para generar lo que el cuerpo no da. El ex-campeón, es un ser humano con la capacidad extraordinaria de mantener una identidad falsa durante años, tal vez en eso si se le pueda “reconocer” el talento. El ciclista es de la escuela de lograr lo que se quiere sin importar el como. Sin embargo, al igual que casi todo en la vida, algún día llega la verdad. Y llegó. De manera estrepitosa, ahora se le quitaron sus 7 medallas, tuvo que renunciar a presidir la Fundación Livestrong, sus patrocinadores no solo le han quitado los patrocinios, sino que amenazan con demandarlo por falsedad, ya que el patrocinio era basado en su persona, la cual ha resultado ser un fraude.

Armstrong al igual que muchos otros, era un genio oscuro. O tal vez ningún genio. No lo sé, pero si pareciera que padecía de la misma distorsión de realidad que Steve Jobs, con un amplio espectro de diferencia. Cuando alguien no quiere hacerse cargo de sus acciones cae en una de tres: negación, culpar a otros, excusas. Lamstrong está en las primeras dos, negandolo todo, negándose a declarar y culpando a todo el que se atreve a denunciarlo. Como le pasa a mucho endiosado que conocemos posiblemente en nuestra vida cotidiana, que por falta de ubicación en quien es y por falta de asumir sus responsabilidades, se las tira al mundo o las niega o se inventa excusas. Lo mas triste es cuando los que le rodean también le inventan excusas.