El peligro de andar en “piloto automático”

Un estudio del 2010 evidencia que el 46.9% del tiempo andamos, como popularmente se dice, en la luna. Los neurocientíficos atribuyen este fenómeno a la capacidad del cerebro para conservar energía. Para evitar el agotamiento de estas valiosas reservas, el cerebro-sin nuestro permiso--- elige el camino de la menor resistencia, esencialmente, trata de evitar el pensamiento. Nos guste o no, la mayoría de la vida está controlada por las respuestas automatizadas.

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¿Alguna vez se ha sentido que va en piloto automático? ¿Alguna vez llegó a un lugar y cuando trata de recordar no recuerda ni como manejó hasta ahí? ¿O tal vez salió a caminar o correr y terminó yendo por un sendero no planeado? ¿Alguna vez hizo algo que no tiene ninguna explicación? Posiblemente ha sido víctima del piloto automático. Esa condición en que uno hace las cosas mecánicamente, por lo general sin consecuencias graves. Está mas que demostrado que el estrés con sus múltiples variantes, en determinados niveles de intensidad, afecta directamente la concentración, la memoria y la intencionalidad, muchas veces, nuevamente como defensa, el cerebro cierra esas compuertas para defenderse del ataque del estrés. Los hábitos y respuestas del piloto automático son muy importantes para la supervivencia, ello nos permite atender miles de tareas diarias sin siquiera pensar en ellas, nos permite ir a través de la vida cotidiana balanceando la atención que se le ponen a las cosas complejas y simples. Pero no siempre es ventajoso el piloto automático, a veces se enreda y pierde cosas muy importantes.

Nos enteramos en Costa Rica del terrible caso de un responsable padre trabajador, que en un cambio de rutina, en vez de la madre, fue el encargado de llevar al bebé a su lugar de cuido. Por razones inexplicables e involuntarias, mientras atendia una importante llamada de un cliente, olvidó que llevaba al bebé, dejándole en el auto en una temperatura ambiente muy alta, finalmente el bebé falleció ante el dolor desgarrador de este padre, quien en todo momento aceptó su error, según narran los testigos en el hospital. Posteriormente se presentó ante las autoridades a tomar responsabilidad de su hecho. No sé que le pasó, pero si tengo casi total certeza, que no dejó morir a su bebé intencionalmente. No lo excuso, mas no lo juzgo.

Sobran las voces justicieras y talibanas declarando con tono de superioridad que jamás les pasaría. ¿Quien lo asegura? ¿Quien asegura que no cometamos un error irreversible en un momento de estrés, agobio, distracción, cansancio, etc.? Este pobre hombre tal vez fue víctima de su propio piloto automático, no era parte de su rutina llevar al bebé, llegó al trabajo, cerró el auto y subió a la oficina, tal vez el bebé dormía y no hizo ningún ruido. Hay que agradecer que no nos ha pasado algo así y tomar nota, para que no nos pase. Es una tragedia que se pudo evitar, sin duda. Y está bien que nos fijemos y reflexionemos, solos y en compañía de nuestros seres queridos y de nuestros colaboradores en el lugar de trabajo, sobre las lecciones que deja esta tragedia.

Nunca se me olvida mi único choque, hará ya muchos años con el primer vehículo que yo compré con mi sueldo, cuando empezaba en mi primer trabajo. Salí para la oficina a las 6 de la mañana, iba muy alterada por una situación personal muy difícil, escasamente había dormido y me iba de viaje ese día. Empecé a estornudar, perdí el control del vehículo en una curva y me estrellé contra un auto estacionado. Los daños fueron grandes y encima en ese momento, no había renovado el seguro, lo tenía vencido, así que me tocó buscar dinero de donde no lo tenía para pagar por los arreglos. Esto fue pasajero, afortunadamente fue solo un daño económico y material. Pero no sé porqué lo que le pasó a este señor me lo recordó, tal vez porque nunca supe como fue que choqué. Lo que les cuento es mi análisis después de los hechos.

Los "no hay excusa alguna" que se ven por ahí, son símbolos de una intolerancia y una superioridad moral para mi, personalmente, incomprensibles. Es falta de caridad erigirse como jueces implacables de un hombre que cometió el error mas horrible del mundo, un hombre que segun dicen las noticias era un buen y amoroso padre y por omisión, causó la muerte de su hijo. Nadie puede decir que no le pasaría nunca, porque todos somos sujetos en un momento de atolondramiento o de stress o de cansancio, a cometer errores pequeños, medianos y grandes.

Le insto a reflexionar sobre las veces en que andamos con piloto automático, dejando olvidados a seres queridos, no necesariamente en el sentido literal, sino en tal vez el mas doloroso, el emocional. Tal vez no hemos dejado a ningún bebé encerrado en un coche, pero si hemos dejado a un ser querido, encerrado entre los cristales de la indiferencia involuntaria. Le invito a hacer memoria y conciencia, de esas omisiones. Tal vez hacemos lo mismo con nuestros colaboradores en el trabajo. Tomemos conciencia, hagamos listado.

Es un buen momento para reflexionar sobre todo lo que olvidamos por andar en piloto automático: nuestra salud, nuestras relaciones, nuestra introspección, nuestro crecimiento personal.

¡Dejemos el piloto automático y tomemos el timón emocional, físico e intelectual de nuestra vida! Le propongo hacerse verdaderamente presente en su vida, en cada momento, en muchos momentos. Establecer un sistema de monitoreo propio, para no dejarse ir constantemente en piloto automático. Le propongo que nos ocúpemos de nosotros mismos en vez de andar juzgando a otros.