La decisión del Papa Benedicto XVI

Mantener la objetividad para ver las propias limitaciones, es esencial para poder tomar las mejores decisiones para la organización y para sí mismo. Cuando ya no se puede, ya no se puede.

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Independiente de la filiación de las personas, la noticia de la renuncia del Papa Benedicto XVI ha impactado alrededor del mundo. Hoy quisiera referirme a la misma, desde el punto de vista de liderazgo e innovación, no de religión.

En una entrevista de 2010, Benedicto XVI dijo: "Si el Papa claramente da cuenta de que él ya no está físicamente, psicológicamente y espiritualmente capaz de manejar los deberes de su cargo, entonces tiene el derecho y, bajo ciertas circunstancias, la obligación, de renunciar. "

Dejar el camino abierto, es una señal de la aceptación de las propias limitaciones, mas aún cuando es un “puesto” vitalicio. Independiente de que si las razones son de salud o política, el Pontífice ha dado una lección en ese sentido. Está claro que él no se siente capaz de seguir adelante liderando esta enorme y compleja organización que es la Iglesia Católica, que hoy enfrenta grandes retos y cuestionamientos, al igual que el crecimiento cada vez mayor de otras denominaciones religiosas. ¿Cuántas compañías u organizaciones han sucumbido precisamente por lo contrario? ¿Cuántos líderes se han aferrado al poder, llevándose consigo a la organización que mal lideran? Es la historia del atleta que se aferra a seguir jugando, es la historia de quienes se aferran a glorias pasadas.

El liderazgo y la competitividad hoy en día, requieren destrezas muy diferentes que hace una o dos décadas, pretender replicar los mismos modelos para lograr los mismos éxitos es una receta casi segura para el fracaso. La tecnología, la información, los cambios en la comunicación, en la dinámica del consumidor, producción, distribución, logística, en fin, de todo, hacen que la obsolescencia llegue mas rápido, que las exigencias de actualización y de dedicación sean mayores, a veces tal vez se perciben como insaciables. Si algo tenemos cierto en este mundo, es que poco es como era hace 24 meses y poco será como es ahora dentro de 24 meses. Dentro de lo que Benedicto XVI califica como “psicológica y espiritual” incluiría la aceptación de nuevas realidades, la apertura a nuevas ideas y nuevas maneras de hacer las cosas, sea cual sea su ámbito de operación.

Mantener la objetividad para ver las propias limitaciones, es esencial para poder tomar las mejores decisiones para la organización y para sí mismo. Nada mas patético o mas triste, que la caída estrepitosa y forzada de alguien que FUE destacado en cualquier campo y rehusó ver su propia realidad, estirando su permanencia hasta que es forzado a salir. Esto es igual para empresas familiares, en las que el patriarca o matriarca no da espacio para las siguientes generaciones, a expensas de la misma empresa que fundó. A veces al vez la salida llega demasiado tarde, cuando ya no queda mas opción que liquidar la empresa porque ya no se puede rescatar.

Nadie sabe quien lo sucederá, su renuncia no garantiza la renovación, pero si abre la puerta a la misma. Su decisión básicamente dice, que "ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente". Las fuerzas a las que el Papa alude, son físicas, pero mas allá de su caso personal, bajo fuerzas, yo incluiría la falta de motivación y determinación para seguir liderando. Es virtualmente imposible motivar e inspirar, si no nade de dentro. Si ya está quemado o cansado con la empresa, organización o tipo de actividad, tal vez sea momento de replantearse otras maneras de trabajar, vivir y realizarse.

¿Cuántos líderes son capaces de darse cuenta que es momento de apartarse y toman la decisión de salir? Cuando ya no se puede…ya no se puede.