Un millón de amigos

“La amistad se constituye como una de las necesidades más apremiantes de la vida y es un bien del que nadie se quiere ver desprovisto, aunque se poseyeran el resto de los demás bienes”. Aristóteles

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El millón de amigos pareciera ser la consigna de hoy, con el FB, Twitter y con tantas otras aplicaciones y redes sociales. Pienso que tal vez, la fiebre de las redes ha transformado un poco el concepto de amistad al tiempo que ha abierto los espacios para crear nuevos vínculos o reforzar antiguos y actuales. A propósito de Diciembre, mes de reconectar con los seres queridos, quisiera hoy reflexionar un poco sobre el tema.

Para Aristóteles hay tres tipos de amistad, Amistad de Utilidad, de Placer y de Virtud. Creo que en la medida en que las personas tengan unidad de criterios, todo está bien. Cuando se confunde una con otra, hay mucha decepción. Una Amistad de placer, son por ejemplo, las personas con las que se va de fiesta o se comparte un hobby o se comparten contenidos u opiniones en las redes sociales, entre otros. Las amistades de utilidad están clarísimas, son amistades con un fin, ojalá mutuo, generalmente en el ámbito laboral o por ejemplo los padres de familia de compañeritos de clase. Por ejemplo, las redes en Linked in, son esencialmente de este tipo de amistad. Y la denominada Amistad de virtud, es tal vez la Amistad en el sentido mas puro. Muchos idiomas entre ellos el español, nos dan opciones para separar amigos de otras personas, ampliando aun mas esta clasificación. Hay amigos, conocidos, compañeros, colegas, vecinos, compatriotas, coterráneos, en fin, muchas y muchas acepciones que caracterizan una relación social que no es necesariamente de amistad de Virtud a la que se refiere el filósofo. En las redes sociales confluyen los tres tipos.

La amistad trasciende muchas barreras y no necesita de garantías formales. Es tal vez el vínculo mas democrático ya que no depende de edad, ni de género, ni de nivel socioeconómico, ni de nacionalidad, ni de proximidad física, ni de creencias religiosas o políticas. En su esencia la amistad es la relación mas voluntaria y pura: sobrevive sin papeles firmados ni ataduras formales, simplemente por la voluntad de dos personas. Con ello quiero decir, que los amigos se escogen, de cualquier lado de la vida, puede o no incluir vínculos familiares. La esencia de la amistad reside en el compartir, en el conversar y en el compenetrarse. La amistad permanece a veces por recuerdos compartidos, otras por afinidad, otras por terceros, siempre por afecto. A veces es un poquito como un acordeón, en el que la cercanía se cierra o se abre, dependiendo de épocas, parejas, aficiones, trabajo, distancia física, desavenencias, etc. Mas digo que es como el acordeón porque el afecto por una verdadera amistad permanece, de tal manera que cuando se encuentran las dos personas después de mucho tiempo, de cambios de trabajo o de pareja o de estado civil o de geografía o de distanciamientos no muy severos, todo parece reconectar naturalmente. A veces las afinidades se quedan atrás, pero el cariño, los valores y las vivencias compartidas hacen que permanezca, aunque tal vez con menos asiduidad. A veces la amistad entra en un período de invernación o de pausa, para después reanudarse, casi en el lugar donde se detuvo.

Decía Aristóteles en Ética a Nicómaco que

“La presencia de los amigos en la buena fortuna lleva a pasar el tiempo agradablemente y a tener conciencia de que los amigos gozan con nuestro bien. Por eso debemos invitarlos a nuestras alegrías porque es noble hacer bien a otros, y rehuir invitarlos a participar en nuestros infortunios, pues los males se deben compartir lo menos posible. Con todo, debemos llamarlos a nuestro lado cuando han de sernos de ayuda, y recíprocamente está bien acudir de buena voluntad a los que pasan alguna adversidad aunque no nos llamen, porque es propio del amigo hacer bien, sobre todo a los que lo necesitan y no lo han pedido, lo cual es para ambos más virtuoso. De todos modos, no es noble estar ansioso de recibir favores, por más que igualmente hemos de evitar ser displicentes por rechazarlos”

“Los amigos se necesitan en la prosperidad y en el infortunio, puesto que el desgraciado necesita bienhechores, y el afortunado personas a quienes hacer bien. Es absurdo hacer al hombre dichoso solitario, porque nadie querría poseer todas las cosas a condición de estar sólo. Por tanto, el hombre feliz necesita amigos”

“La amistad se constituye como una de las necesidades más apremiantes de la vida y es un bien del que nadie se quiere ver desprovisto, aunque se poseyeran el resto de los demás bienes”.

Hoy último día de noviembre, le invito a que en el último mes del año, aproveche para conectar y reconectar, devolver el bien a través de un saludo, una sonrisa, un agradecimiento o cualquier otro gesto a las amistades de cualquier índole. Independiente de creencias religiosas, siempre es un buen momento, el cierre del año al vez lo facilita mas.