¿Por qué Teletica y Repretel ceden la gallina de huevos de oro: la transmisión de partidos de fútbol? Tres factores claves

Los cambios continuarán en todas las industrias inevitablemente

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Si Usted ha andado allá por Venus (o un poco más cerca: aquí por la Luna), le habrá sorprendido que Teletica y Repretel estén cediendo la transmisión de partidos de fútbol al nuevo canal FUTV.

Seguro no le sorprendió si ha estado pendiente de los cambios tecnológicos, de las industrias, de los medios de comunicación y de la publicidad, del mercado y de los consumidores.

Estaría al tanto con solo haber estado pendiente de las noticias, pues hace poco Fernando Contreras, la cabeza de Repretel, adelantó que a los canales les estaba siendo cada vez más difícil sostener esas transmisiones en televisión abierta.

A principios del 2018, cuando se anunció que Teletica había vendido Cabletica a Liberty, habíamos enumerado las tendencias que estaban transformando al sector.

No incluímos que las televisoras fueran a ceder las transmisiones de fútbol, siendo una induscutible fuente generadora de audiencia, publicidad e ingresos.

A lo sumo, en nuestra pantalla futurista, trasladarían esas transmisiones a canales exclusivos por medio de un operador de cable (siguiendo el modelo de TigoSport).

O las trasladarían a servicios de pague por ver a través de sus plataformas en línea (como lo hacía ya Teletica a través de la aplicación de TD Más).

Claro, en ambos casos haciendo mejoras para garantizar la mejor experiencia.

Incluso antes del anuncio de FUTV, en las transmisiones de Teletica Deportes recordaban que se podían ver los partidos de varios equipos (incluyendo de la Liga Deportiva Alajuelense, cuyos derechos pertenecían a su rival Repretel) por medio de la app.

Las tendencias estaban claras y no había sorpresas. Hasta el momento...

Lo de FUTV es otra alternativa que no habíamos anticipado, considerado, incluido o tomado en cuenta, pero que confirma los principales cambios del sector.

En primer lugar: pague por el contenido.

En segundo lugar: el impacto de la reducción de la publicidad tradicional y del aumento de la inversión de las marcas en publicidad digital.

En tercer lugar: el consumidor cambió. ¿Es todavía el fútbol “el deporte rey”?

Veamos.

Primer factor

La primera tendencia es consecuencia de la segunda. Es el nuevo modelo de negocios. Un aprendizaje del modelo Netflix en la industria de entretenimiento y de información.

Hay quienes incluso recomiendan a las marcas de consumo masivo desarrollar modelos de suscripción (de paga o gratuita) para que tengan acceso a contenidos exclusivos (consejos, nuevos lanzamientos, storytelling, etc).

El modelo ya aplica en el acceso a programas, series, documentales, películas, periódicos, revistas, videojuegos, blogs, videoblogs, podcast, música, software y en educación (plataformas universitarias, de actualización y de certificación).

La suscripción es menor que la tarifa en el modelo convencional, pues los costos de operación y distribución son inferiores. Además, el usuario es el que carga el pago de equipos e Internet.

Para canales como TigoSport y FUTV hay que ser suscriptor a una cablera (los partidos ya no se verán en televisión abierta y gratuita) y, al menos en el caso de TigoSport, en alguno de los paquetes digitales, los cuales tienen un precio más alto que el paquete básico (que tiende a desaparecer, además).

(La pregunta que nos hacemos es: ¿cuándo las radioemisoras aplicarán sus propios cambios dado el impacto de servicios como Spotify?)

Segundo factor

Lo de la publicidad digital está claro desde hace dos décadas con el surgimiento de Google y desde hace unos 15 años con las redes sociales.

Para cualquier negocio, incluyendo una pyme, es más barata y efectiva la publicidad digital.

Lo sorprendente es que los anunciantes estén alejándose de los programas más populares y que se suponía contaban con una de las mejores audiencias.

Sorprende porque simplemente no tenemos visión de la velocidad, dimensión y profundidad del cambio.

Lo explicaba el representante de una de las marcas que antes era habitual en las fiestas de Palmares: ahora la apuesta es a otros canales de contacto con el consumidor y a otros tipos de eventos.

El mismo Fernando Contreras le había dicho a La Nación en diciembre esto:

“El modelo actual de transmisión exclusiva por televisión abierta se torna cada vez más complicado, tanto por el elevado costo de los derechos como por la disminución en la inversión publicitaria que se ha producido en los medios de comunicación en Latinoamérica”.

Tercer factor

Y todo eso tiene que ver con la tercera tendencia: los consumidores hemos cambiado.

No sólo es que consumimos más streaming, llámese Netflix o Spotify.

Cambian los gustos y el nivel de exigencia. ¡Queremos las mejores experiencias!

Para una buena parte de la población hay otros deportes: atletismo, triatlón, ciclismo y natación.

Hay otras actividades: gimnasios, box de crossfit, gimnasia y danza, yoga, videojuegos, maratones de series en streaming,...

El fútbol local compite con esas y otra gran cantidad de actividades, en la mayoría de las cuales uno puede participar directamente. No sólo son para ir a ver.

Un amigo me cuenta que lleva a las hijas a natación y él termina participando en una clase de ejercicios.

Una amiga acompañaba a su esposo a las carreras y terminó ella corriendo también.

La experiencia es clave.

En eso el fútbol local queda debiendo como producto. El aficionado hoy tiene acceso al futbol de diversas ligas y compara la calidad de jugadores, de partidos, de estadios y de espectáculo.

Hoy somos más exigentes.

Cuánto de esto se refleja en los rating de audiencias de los partidos (probablemente solo los juegos de la Sele y los llamados clásicos sean una excepción) y en los ingresos por publicidad sólo René Picado y Fernando Contreras lo conocen al detalle.

En todo caso no son cambios exclusivos de esta industria.

Los hemos venido relatando en EF y sería extenso siquiera hacer una mención; basta dar una ojeada a las publicaciones de las últimas dos semanas.

Los viven el comercio, los taxistas, las librerías, la industria y el agro.

En este último caso, por ejemplo, queremos granos, verduras, legumbres y frutas orgánicas, más sanas y más frescas.

Queremos innovaciones y valor agregado, a precio justo, y en lugares donde sea una experiencia única comprarlos.

Hasta podemos encontrar jugo de naranja sin azúcar.

Son cambios complejos y rápidos ante los cuales, como en el caso del calentamiento global, no basta con negarlos.

Y quienes los niegan, como los taxistas y el comercio, los padecen y los sufren.