América Latina ante Donald J. Trump

No tienen autoridad moral de criticar el proteccionismo de Trump aquellos que siempre se han opuesto al libre comercio.

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Como es bien conocido por todos, ya Donald J. Trump es Presidente de los EE.UU. y esto hace que surjan muchas dudas en relación a sus intenciones en materia de tratados de libre comercio e inmigración y de cómo eso nos puede afectar.

Antes de hablar sobre las repercusiones de las políticas económicas de Donald Trump, es necesario dejar claro lo siguiente: El desarrollo económico de ningún país depende, ni ha dependido, de los EE.UU.

A principios de la segunda mitad del siglo XX, tanto Hong Kong como Singapur tenían un ingreso per cápita semejante al de Costa Rica. A la fecha, el Ingreso Nacional Bruto (INB) per cápita de Hong Kong es semejante al de Reino Unido. Por su parte, Singapur supera hoy al INB de Reino Unido en un 20%; mientras que el INB de Costa Rica representa apenas una cuarta parte del de Reino Unido. No es casualidad que tanto Hong Kong como Singapur ocupan las posiciones primera y segunda respectivamente en el Índice de Libertad Económica, mientras que Costa Rica ocupa la posición 50.

En el caso particular de Costa Rica, nos perjudica más el monopolio de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), y el monopsonio del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) en la generación eléctrica que la política migratoria de los EE.UU. Hace más daño al costarricense el proteccionismo que tenemos con el arroz, la leche, el azúcar, los aguacates, etc que la política comercial de Donald Trump. En Costa Rica nos afecta más el crecimiento del gasto público para financiar más burocracia, crecientes e injustificadas transferencias al Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) y el poco gasto público destinado a infraestructura, que cualquier cosa que haga Donald J. Trump. Más desempleo crea en Costa Rica la aprobación de nuevos impuestos y el nuevo registro de accionistas, que la política de los EEUU. Debemos preocuparnos más por la escasa competencia que tenemos en el sistema financiero que provoca altísimas tasas de interés y la proliferación de "garroteras", todo ello afectando la productividad de Costa Rica, antes que estar hablando de Donald J. Trump. Más deterioro en la distribución del ingreso nos crea todas las pensiones con cargo al presupuesto (Pensiones con cargo al Presupuesto de la República significa con cargo a Ud.), que la Administración Trump. Al pueblo de Costa Rica le afecta más los ataques que ha perpetrado este Gobierno en contra de la libertad de expresión, antes que cualquier acción que tome el Presidente de los EE.UU.

¿Acaso no tenemos en Costa Rica un Presidente, Ministerio de Economía, un Banco Central, etc. para un total de 333 entidades públicas destinadas a promover el desarrollo económico y social?

En fin, dejemos de caer en la trampa mediocre de buscar chivos expiatorios de la pobreza en América Latina. Costa Rica es un país pobre por las políticas socialistas y mercantilistas que nuestros gobiernos han implementado y por los privilegios económicos que nuestros legisladores le han otorgados a los grupos de presión.

(Lea: Los grupos de presión están acabando con el país).

Somos pobres por la falta de libertad económica y no por culpa de la política de los EE.UU. Costa Rica ocupa la posición 62 de 190 en el reporte "Doing Business" del Banco Mundial y la posición 54, de 138, en "The Global Competitiveness Index 2016–2017" que elabora de Foro Económico Mundial ubicado en Suiza. De esas posiciones, ninguna depende del Gobierno de los EE.UU.

Muchos han levantado manifestaciones criticando a Trump que amenaza con un muro para detener la inmigración. Sin embargo, no veo a estos latinos criticando a sus propios gobiernos en América Latina que imponen políticas anti-libertad económica que producen desempleo y miseria cuya consecuencia es la migración. Los gobiernos que provocan la migración de sus pueblos merecen tantas críticas, y hasta más, que el Gobierno de Donald Trump por parte de los latinoamericanos.

Por años, he defendido el libre comercio y la apertura unilateral al estilo de Hong Kong. El proteccionismo no es bueno para nadie, ni para los EEUU, ni para Costa Rica, ni para el resto del mundo. En 1817, David Ricardo publicó "On the Principles of Political Economy and Taxation" en el que expone, en el capítulo VII, su teoría de las ventajas comparativas. Ahí demuestra de manera muy sencilla por qué el libre comercio es lo que más conviene a cualquier país y sin importar el nivel de desarrollo económico y social del país que lo aplique. La teoría de las ventajas comparativas demuestra como el proteccionismo siempre es dañino; refutando así las falacias del Mercantilismo. A la fecha, ningún economista ha demostrado error alguno en la teoría de las ventajas comparativas y por eso sería lamentable ver a Donald Trump aplicando medidas proteccionistas. Sin embargo, no tienen autoridad moral de criticar el proteccionismo de Trump aquellos que siempre se han opuesto al libre comercio y que han usado los mismos argumentos que está usando Trump.