¿Es ético el cobro de impuestos?

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¿Alguna vez se ha puesto a pensar que solo hay una manera justa y correcta de lograr que otra persona haga lo que Ud. quiere? Solo cuando alguien hace algo por nosotros por voluntad propia es que se considera moral. Y esto solo se logra con una persuasión honesta. La persuasión se puede lograr con engaño y a eso se le llama estafa. Es por eso que para que la persuasión sea correcta y socialmente aceptable debe tener el componente de transparencia y buena voluntad.

Por supuesto que Ud. puede lograr que otros hagan lo que desea si Ud recurre a la fuerza, pero se consideraría un acto delictivo. Por ejemplo, si Ud usa una pistola, como en un asalto, es muy probable que la víctima haga todo lo que Ud le pida. O bien cuando la mafia o las maras lo amenazan con destruir su propiedad si Ud. no paga su cuota de seguridad. En estos casos no hay discusión que el uso de la fuerza es inaceptable para que otros hagan lo que deseamos.

El robo es delito aún si el delincuente tuviera la buena intención de ayudar a los más necesitados con la totalidad de los bienes sustraídos de manera violenta. Es decir, no importa el uso que el antisocial haga con los bienes, la apropiación de los bienes ajenos por medio de la coerción es inmoral. ¡El uso de la fuerza, del engaño o el fraude para apropiarse de bienes ajenos es delito per se!

"Te ganarás el pan con el sudor de tu frente" dice la Biblia. Un delincuente dice: "me ganaré el pan con el sudor del prójimo".

Sin embargo, existe otra manifestación del uso de la fuerza que el ciudadano común se pasa por alto: La ley. Quien no cumple la Ley en cuanto al pago de impuestos es encerrado en la cárcel u obligado a pagar cuantiosas sumas de dinero en multas. No es incorrecto que un político desee que todos ahorremos. Lo que es inmoral es que nos obligue por la fuerza de la ley a que ahorremos. No es incorrecto que un político nos quiera vender sus productos. Lo que es inmoral es que nos obligue a comprarle porque usa la figura de un monopolio o de un privilegio creado por Ley. Es correcto que se busque maneras de ayudar a grupos sociales como mujeres, deportistas, iglesias, etc. Lo que es inmoral es que el gobierno obligue al ciudadano a financiar su credo, su agenda deportiva, etc. Así como es inmoral que un ladrón nos despoje de nuestros bienes a punta de pistola, de igual manera es incorrecto que el político nos arrebate, vía impuestos, de nuestro ingreso por medio de una Ley y que nos castiga si no pagamos.

La apropiación de los bienes ajenos por medio de la coerción es inmoral, no importa si se trata de un delincuente, de un burócrata o de un político, aunque su justificación sea la empatía con los pobres. Peor aún, como sucede en la actualidad, si el motivo de crear más y nuevos impuestos carece de toda justificación solidaria con los más pobres, sino que el fin es alimentar los privilegios de una burocracia pública creciente, seguir financiando regímenes de pensiones con cargo al presupuesto, alimentar la avaricia de grupos de presión, o engrandecer aún más la explotación de gremios sindicales hacia el consumidor.

"Te ganarás el pan con el sudor de tu frente" dice la Biblia. La ética del político, el funcionario público, o el grupo de presión es: “me gano el pan con el sudor del prójimo”.

Cuando cada uno de nosotros busca honradamente, como emprendedor, la mejor manera de ganarse la vida, no se está siendo egoísta, sino cumpliendo un deber. Quién es libre, debe poder disponer a su antojo de su ingreso honestamente adquirido. Solo bajo la esclavitud, el esclavo no dispone libremente de su ingreso, sino que lo hace su amo. Por eso es que toda legislación que le quita a una persona parte de su propiedad a la fuerza –es decir, sin su consentimiento- para dárselo a un tercero, lo está tratando como esclavo.

Por lo anteriormente expuesto es que los impuestos deben ser mínimos y solo deben crearse para financiar de la manera más eficiente la función esencial del gobierno. No es deber del ciudadano financiar cuanto capricho o disparate se le antoje al político de turno. "El fin de la ley no es ni abolir ni restringir, sino el preservar y engrandecer la libertad", nos decía John Locke quien fuera un baluarte de la libertad y la democracia. Identificamos como violador de la libertad individual quien, entre otras cosas, nos expropie de nuestros bienes, bien sea por medio del engaño, o bien sea con el uso, o de la amenaza del uso, de la fuerza, sea a punta de pistola o por medio de la Ley.

Nos decía James Madison en The Federalist Nº51 "Si los hombres fuesen ángeles, no sería necesario gobierno alguno. Si los ángeles fuesen a gobernar, no sería necesario ni control externo ni interno sobre el gobierno". Es decir, el gobierno es un mal necesario para proteger al ciudadano honesto del delincuente común pero el poder que se le da al gobierno debe ser mínimo para evitar que dicho poder se use en contra del mismo ciudadano. Es de inocentes creer que el gobierno puede ejercer una función solidaria en favor de los pobres porque, como bien decía Lord Acton, "el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente".

Los gobiernos se han excedido exageradamente en sus funciones. En Costa Rica tenemos unas 333 entidades públicas. El gobierno tiene exceso de peso y debemos ponerlo en línea cerrando entidades públicas que no cumplen función social alguna, reduciendo planilla, eliminado todo régimen de pensión con cargo al presupuesto, liquidando todas las convenciones colectivas para nuevos empleados, etc. Todo lo anterior con el fin de reducir la carga tributaria y devolverle al ciudadano lo que injustamente el gobierno le ha expropiado.

Lea: Debemos reducir el gasto público con el cierre de entidades públicas

Con un gobierno mínimo, ¿significa que los pobres quedarán desamparados? Los Índices de Libertad Económica nos demuestran de manera contundente que ni los impuestos, ni el gasto público, ni las regulaciones excesivas son las generadoras de riqueza ni alivian la pobreza, sino todo lo contrario. Sobre esto ahondaremos en otra nota.

Recordemos que quien roba no es aquel que no paga impuestos, sino quien los cobra. Por eso decía Murray Rothbard en su libro The Ethics of Liberty, "La tributación es, pura y simplemente, un asalto".