La montaña rusa del bitcoin

El bitcoin, por definición, jamás podrá suplantar al dinero

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El 1 de octubre del 2020, el precio del Bitcoin cerró en $10.519. Al 15 de diciembre ya había superado los $20 mil. El 6 de enero de este año superó los $40 mil, pero el 22 de enero se cotizaba por debajo de los $30 mil.

A lo largo de los siglos, el dinero ha vivido una gran metamorfosis. Ha sido tabaco, ganado, metales preciosos, licor, etc. En la actualidad, la mayoría del dinero tiene forma de papel impreso con dibujitos. El bitcoin es el primer intento por crear dinero, de manera privada, totalmente digital.

Durante siglos, el dinero fue producido por el sector privado. El monopolio estatal de la emisión de dinero, es decir, la banca central, es de imposición muy reciente en la historia. En Costa Rica, por ejemplo, la Ley de Bancos de 1900 estipulaba claramente que cualquier banco privado podía emitir dinero siempre y cuando garantizara su convertibilidad a oro. La Reserva Federal de Estados Unidos nace en 1913.

Según nos cuenta Vera Smith en su libro The Rationale of Central Banking, la banca central nace como consecuencia de la perversidad de los gobiernos al buscar nuevas maneras, aparte de impuestos y endeudamiento, para alimentar su voracidad fiscal. Cuando los gobiernos crean el monopolio de la emisión monetaria, no solo prohíben la emisión privada de dinero, sino que rompen la convertibilidad al oro. Esto le permite al gobernante de turno financiar el gasto público por medio de la impresión de dinero sin respaldo alguno. Esta emisión inorgánica de dinero crea inflación, crisis financieras (1929 y 2008 por ejemplo), deterioro en la distribución del ingreso, volatilidad en el tipo de cambio, entre otros; pero eso a los gobernantes no les importa mucho con tal de tener una fuente más de financiamiento.

El bitcoin posee parcialmente una característica del dinero, a saber, es utilizada como medio de pago. Es parcial porque el bitcoin solo sirve como medio de pago para una cantidad muy limitada de bienes. En este sentido, el bitcoin no es dinero porque no se usa en las transacciones cotidianas como ir al supermercado, o subirse al autobús y pagar el pasaje.

La razón por la cual el bitcoin no se usa en las transacciones diarias es porque carece de un rasgo esencial del dinero, a saber, garantizar estabilidad en el poder de compra. Es muy difícil que una tienda ofrezca sus productos en una moneda cuyo valor fluctúa todos los días de manera errática. Es muy difícil que un empresario use una moneda con valor inestable para valorar inventarios, programar pagos a futuro como salarios o realizar créditos bancarios.

La Economía nos enseña que si deseamos que el bitcoin, o cualquier otra criptomoneda, se use como medio de pago para cualquier transacción se requiere, sine qua non, que esta posea estabilidad en su poder de compra. En Costa Rica, más del 50% de la riqueza financiera está en dólares, a pesar del esfuerzo del gobierno por desdolarizar la economía. El costarricense se ha volcado voluntariamente al dólar debido a la mayor estabilidad del poder de compra que ofrece dicha moneda con relación al colón.

¿Cómo podríamos garantizar estabilidad en el poder de compra de una criptomoneda? Para lograr estabilidad en el precio de cualquier bien o servicio, es necesario entender que cualquier precio depende de la oferta y la demanda. Por tanto, en el caso del dinero, la única manera de garantizar la estabilidad del precio de una criptomoneda, o de su poder de compra, es garantizando que la oferta monetaria se mueva al mismo ritmo de las variaciones de la demanda de dinero.

Muchos celebran que el bitcoin tiene una oferta fija máxima de 21 millones y creen que esto es bueno. Sin embargo, si la oferta monetaria es fija, o determinada a priori, no será posible ajustarla a las variaciones de la demanda y, por tanto, no será posible estabilizar nunca su precio. En este sentido, el bitcoin jamás será una moneda de uso generalizado.

La Economía nos dice que, si la oferta es relativamente fija y se produce un aumento de la demanda, el precio debe subir. De igual manera, si por un lado la oferta del bitcoin no puede crecer más allá de 21 millones de unidades y, por el otro lado, siguen aumentando los negocios en bitcoins, es de esperar que su precio siga subiendo con el paso del tiempo. Sin embargo, si la demanda de bitcoin cayera, por ejemplo, debido al surgimiento de criptomonedas que garanticen mayor estabilidad en el poder de compra, habría de esperar entonces que caiga el precio del bitcoin.

Lo que importa es que no hay ningún mecanismo en la estructura del bitcoin que garantice que la oferta y la demanda se muevan al mismo ritmo y que, por ende, se garantice estabilidad en su precio. Ergo, nunca podrá llegar a ser dinero en sentido estricto. El bitcoin se comporta más como un activo cualquiera, como las acciones de cualquier empresa que se cotiza en la bolsa o como los bonos de deuda soberana.

El mérito del bitcoin es desafiar a la banca central del mundo entero. La Economía nos enseña que todo monopolio creado por ley, esté donde esté, perjudica el desarrollo económico. La banca central no es excepción. Como bien decía el premio Nobel en Economía F. Hayek en su libro Denationalisation of Money: “No existe respuesta… a la pregunta del por qué es indispensable el monopolio del gobierno en la emisión de dinero. … Tiene los defectos de todo monopolio”.