¿Acuerdos políticos por telepatía?

Necesitamos pasar del déficit de negociación a un superávit de acercamientos, diálogos y compromisos en firme

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El Diccionario de la Real Academia Española define telepatía como la "coincidencia de pensamientos o sensaciones entre personas generalmente distantes entre sí, sin el concurso de los sentidos, y que induce a pensar en la existencia de una comunicación de índole desconocida".

Supongo que es por medio de esa vía que muchos costarricenses esperan o desean que se tomen los tan necesarios, y ojalá impostergables, acuerdos políticos en nuestro país.

Lo digo porque basta con que trascienda la reunión de dos o más líderes políticos de distintos partidos —con notorias discrepancias entre sí sobre muy diversos temas— para que estallen las iracundas voces de protesta, indignación y censura de los inquisidores que se deleitan condenando a la hoguera el diálogo y la negociación.

Basta con echarle un vistazo a las redes sociales cada vez que los medios de comunicación informan del encuentro de dos figuras públicas "antagonistas" para leer toda una antología de comentarios irracionales y ordinarios en contra de las citas que procuran acercamientos, entendimientos y pactos.

Además del faltante de recursos en las finanzas públicas, Costa Rica padece un agudo déficit de pláticas, entrevistas y visitas entre interlocutores de alto nivel.

¿Será que creemos que los acuerdos de interés nacional se van a lograr frotando lámparas como Aladino, agitando varitas mágicas como el mago de Oz, observando bolas de cristal como Harry Potter, apelando a conjuros y ensalmos como las brujas de los cuentos de los hermanos Grimm, echando mano a pociones como Peter Pan o confiando en el auxilio del hada de Cenicienta?

Quizá alguna Pitonisa griega, del Oráculo de Delfos, entre en estado de éxtasis y nos ilumine sobre el camino a seguir sin necesidad de que nuestros políticos nos incomoden o irriten ejecutando un acto tan sano, necesario y propio de la democracia como lo es sentarse a negociar.

¡Bienvenidos los pactos!

Los retos y problemas de nuestro país son tan serios y añejos que urge dejar de satanizar la búsqueda de acuerdos y pactos, y reabrir de par en par las puertas de la conciliación, la mediación, la explicación y el debate político.

Solo así, con reuniones entre líderes políticos dispuestos a ceder, asumir posiciones flexibles, plantear demandas razonables, practicar la empatía, comprometerse a honrar la palabra, moderar el tono, renunciar al ataque gratuito, desechar la mezquindad, administrar mejor el ego y pensar en serio en el país será posible la construcción de los acuerdos que tanto necesitamos.

Como dice el economista Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, en el artículo El poder del diálogo en un mundo disruptivo —publicado por La Nación el lunes pasado—: "Nunca ha sido más importante el diálogo de buena fe, la capacidad de ver el mundo a través de los ojos de los demás, especialmente aquellos con quienes no estemos de acuerdo".

Es vital, para el presente y el futuro de nuestra patria, que demos pasos —no apresurados, pero sí maduros— hacia un superávit de negociación, concertación, diálogo, pactos y acuerdos.

Con berrear, condenar, insultar, satanizar y aislarnos para no mezclarnos con los "impuros" solo avanzamos hacia el precipicio; con las actitudes contrarias, apagamos fuegos, ordenamos la casa y edificamos.

De mi parte, ¡bienvenida la negociación! Es la Costa Rica que quiero.