Bienaventuranzas fiscales

Bienaventurados los que inflaron el déficit y se conformaron con heredarle el problema a otros, porque los tenemos presentes en la memoria

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Versión fiscal de San Mateo 5:12...

Cuando vio la situación fiscal del país sacó la calculadora, hizo cálculos, revisó gastos del Gobierno y recaudación de impuestos. Y abriendo sus labios, dijo lo siguiente:

Bienaventurados los que no creen que un alto déficit fiscal es un problema serio, porque de ellos será algún día la cruda realidad.

Bienaventurados los que hallan portillos para evadir o defraudar al fisco, porque ellos agravan el problema fiscal.

Bienaventurados los que minimizan los riesgos que enfrenta el país debido al deterioro de sus finanzas públicas, porque tarde o temprano serán llamados a apagar "incendios".

Bienaventurados los que confunden defensa del país con custodia a ultranza de privilegios en salarios y pensiones, porque ellos son corresponsables del castigo de Moody's.

Bienaventurados los que aprueban millonarios aumentos salariales y prometen jugosas transferencias a las universidades públicas, porque nos enseñan a gastar lo que no tenemos.

Bienaventurados los que claman por una reforma fiscal (ingresos y gastos) para los otros, "pero no para nosotros", porque serán parte del problema pero no de la solución.

Bienaventurados los que postergan la toma de decisiones impopulares pero necesarias, porque ellos le heredarán a la población endeudada altas tasas de interés.

Bienaventurados quienes enfrentan esta situación con mezquino cálculo político, porque ellos serán señalados como demagogos e irresponsables.

Bienaventurados los que impulsan un Presupuesto de la República reñido con la prudencia y el ejemplo fiscal, porque ellos contribuirán a impactar de manera negativa la confianza de la comunidad internacional en el país.

Bienaventurados los que atacan a quienes recomiendan o proponen recortes presupuestarios, porque de seguro nunca supieron lo que es hacer fila en los estancos del CNP.

Bienaventurados quienes procuran boicotear el sano y necesario debate sobre las finanzas públicas, porque se convierten así en promotores de que el ajuste de estas sea impuesto por los mercados internacionales en lugar de ser realizado por medio de las instituciones estatales.

Bienaventurados los que inflaron el déficit y se conformaron con heredarle el problema a otros, porque los tenemos presentes en la memoria.